Gracias al Antiguo Testamento hemos podido informarnos sobre la sucesión de plagas que sufrió el pueblo egipcio hacia siglo XIII a.C. Sobre ese tema se ha realizado sendas investigaciones para poder explicar desde la ciencia lo que se presume como de origen divino, habiendo coincidencia en señalar una serie de trastornos físicos y climáticos como los causantes de la alteración de las aguas del río Nilo. El sentido de este artículo no es especular sobre esas teorías, sino tomarlas como referencia para reflexionar sobre las secuelas que venimos viviendo en la ciudad de Piura, consecuencia del Fenómeno del Niño costero del presente año.
A poco más de dos meses de terminadas las fuertes lluvias, hemos tenido que soportar una inusual plaga de mosquitos, que han propagado el dengue entre la población, se han multiplicado los grillos y langostas, invadiendo pueblos y ciudades, se ha trastornado el ciclo productivo de la tierra, echando a perder importantes inversiones en cultivos, y así podríamos seguir sumando males. Alguno dirá que el “Niño” nos ha tomado por sorpresa, pero la verdad es que, si miramos un poco para atrás, nos encontraremos con noticias similares que se repiten cíclicamente.
Esto saca a la luz una plaga mayor a las antes mencionadas, una silenciosa, pero quizás la más dañina, pues su efecto negativo se acrecienta con el tiempo: la informalidad y falta de planificación; que se manifiestan en medidas de corto plazo y alcance limitado, que resuelven la foto del momento, pero que no construyen soluciones de fondo. La “Reconstrucción con Cambios” nos pone frente a una nueva oportunidad para poder superar esa plaga, y cambiar nuestro futuro desde un modelo de Planificación Estratégica y Adaptativa; que proyecte el desarrollo del territorio desde las cuencas, y oriente el diseño de nuestras ciudades para convertir al agua en un componente de desarrollo y calidad de vida urbana. Es muy importante que se aproveche este esfuerzo, combinando la experiencia de destacados expertos, el aporte de la academia, y el conocimiento de los técnicos locales, que serán los que posteriormente implementarán, evaluarán y adaptarán dichos instrumentos durante el proceso de desarrollo del territorio y las ciudades.
Es también importante que se evalúe en el marco de la planificación urbana y territorial las obras de infraestructura que se están proyectando ejecutar, así como la posible aplicación del mecanismo de “obras por tierras” anunciado dentro de los instrumentos diseñados para dicho proceso de reconstrucción. Ambos pueden terminar siendo perjudiciales para las ciudades y productores si no se mide su impacto desde un diagnóstico y escala mayor. Pensar en reducir el margen natural de los ríos para generar suelo urbano puede convertirse en un gran mal a futuro, pues estaremos renunciando a generar soluciones naturales para la mitigación de la crecida de las aguas, que además pueden servirnos como áreas verdes y recreativas.
Debemos planificar nuestro desarrollo desde nuestro contexto físico-ambiental y para nuestra sociedad, ese es el gran reto que tenemos los peruanos de cara al Bicentenario, y en particular los Piuranos, como responsabilidad histórica para con sus hijos.
Aldo G. Facho Dede · Arquitecto
Lima · Julio 2017
Autor del Blog Habitar: Ambiente+Arquitectura+Ciudad