Tres décadas a lo sumo, incluso mucho menos en buena parte de los casos, han transcurrido entre estas parejas de fotografías con las que Xosé Castro rescata la memoria reciente de la ciudad. En el Kiosco Alfonso y hasta el próximo 9 de enero pueden encontrarse y contemplarse casi trescientos ejemplos más para el juego de las comparaciones. Son espacios urbanos transformados, con mayor o menor acierto, por la mano del hombre, que ha ido construyendo otra Coruña en lugares donde incluso no había ciudad. Desde 1980, fecha de las instantáneas más antiguas, se han levantado barrios enteros, abierto carreteras y calles, izado viviendas y acomodado parques y plazas en un tejido urbano constreñido por los 37,6 kilómetros de una península creciente en proyectos y escasa en suelo. Un lugar para vivir que, en muchos casos, desconocía sus propias capacidades y se ha transformado en urbanizaciones hoy integradas en un día a día que, a fuerza de rutina, ha ido diluyendo en el recuerdo un pasado no tan lejano.
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rosa dominguez