Ha sido sólo recientemente que ha sido posible dar forma a un producto de una sola vez. Esta posibilidad sin embargo no ha supuesto la definitiva desaparición de las soluciones basadas en el ensamblaje de piezas ya que esta tecnología ofrece ciertas posibilidades: facilita el traslado mediante el desmontaje, permite adecuar el material de cada una de las piezas según su función final, puede contribuir a simplificar la producción de cada uno de los componentes, etc.
La historia de las uniones es larga. La técnica tradicional ha sido el ensamble: una pieza encaja en la otra resolviéndose la unión gracias a sus geometrías complementarias. El clavo primero, el tornillo después y finalmente el uso de colas y pegamentos han permitido la ejecución cada vez más rápida y simple de las uniones. Sin embargo las uniones no son un simple problema, también son un elemento expresivo…
Así, la unión convencional entre dos maderas formada mediante una pieza intermedia ha sido hábilmente interpretada por Sebastian Herkner en la Clip Chair. En este diseño la unión del asiento a las patas se realiza mediante una pieza de plástico interpuesta. A diferencia de la madera, el plástico puede conformarse muy fácilmente de manera que toda la complejidad geométrica de la unión queda resuelta en esta pequeña pieza sin necesidad de complejos trabajos artesanales de vaciado. Además, la rigidez del plástico ha sido trabajada de tal forma que el respaldo bascula ajustando su posición a la del usuario. La misma técnica en una propuesta aún más elocuente es utilizada por Vroon Land en Rubber Chair.
Otra forma aún más elaborada de unión mediante una pieza intermedia es la propuesta por Iva Dinulovic en Liquid Joint. En este caso la pieza intermedia se realiza con resina que es vertida en estado líquido de modo que rellene los huecos dejados a tal efecto en las piezas a unir. Esta resina no sólo solidifica rellenando los huecos sino que alcanza una extraordinaria resistencia y conforma una sólida unión.
Llevando al límite las posibilidades de verter un material y dejar que solidifique como forma de unión, Studio Blitzkrieg desarrollando Blitz.k11. En este caso es latón fundido lo que se vierte sobre huecos practicados en la madera. El material no sólo enfría y endurece resolviendo las uniones sino que además quema y penetra la madera de forma dramática y expresiva.
La utilización de productos químicos de última generación es llevada al límite por no-smoking en su DaR, una silla en la que las piezas carecen de perforaciones o vaciados de ningún tipo y las uniones se realizan mediante un simple y gestual brochazo de resina.
En esta misma dirección y alejado de cualquier purismo formal, Hannes Harms propone la Soum Chair, toda una lección de anti-diseño. Las piezas que componen el asiento son simples recortes de un cartón. La unión de todas las piezas se resuelve en un único e informal nudo formado mediante una espuma proyectada de color fucsia y de cuya ejecución se encarga el propio comprador.
En el límite de la tecnología, Francois Dumas ha desarrollado la Sealed Chair, una silla en la que las piezas de plástico translúcido que la componen se funden las unas a las otras mediante calor. El diseño recuerda la eficientísima geometría de los diseños de Thonet que minimizan el número de piezas –y por tanto de uniones- del producto final. Dumas ha logrado que las uniones sean extraordinariamente limpias y altamente expresivas de la naturaleza plástica del material.
Sin embargo también la baja tecnología ofrece soluciones singulares de unión entre piezas de madera. Así Max Frommeld, cuyos diseños siempre prestan singular atención a las uniones, propone Strammer Max, un taburete en el que todas las piezas se unen mediante la tensión inducida por una cuerda al ser retorcida y atrancada con un simple pasador.
Las uniones, un tema inagotable sobre el que invitamos a nuestros lectores para que nos señalen ejemplos de interés.
Elías Cueto, arquitecto
Santiago de Compostela, noviembre 2011
Publicado en Nº 313 [sillas…]