Inventarse un paisaje, petrificar la gravedad, estirar el espacio de una parcela, salpicar de luz una pared, girar la ciudad para entrar al teatro… todo en un instante, un instante lento y vivo, un instante fuera del tiempo.
Un instante breve que se dilata sin final, un proceso siempre inacabado… Arquitectura de gestos intuitivos, frescos, de ideas flotantes ejecutadas in situ que se transforman continuamente… mutan, juegan, se intercambian, se mezclan… colecciones de ocurrencias congeladas, catálogos de manchas, colores y agujeros, remolinos de energías informes.
La primera obra de un arquitecto que empieza a navegar en solitario.
Las ideas parecen no existir, Jujol parece proyectar por superposición, por acumulación de episodios… No es posible hacer una lectura lineal del proyecto, no encontramos un concepto que guía su desarrollo… es la relación directa entre un hombre y la manipulación de la materia. Jujol opera por superposición de estados contradictorios para explotar los contrastes y encontrar situaciones únicas y peculiares: Rápido y lento, enorme e insignificante, sólido y líquido (y alguna vez gaseoso), en tres posibles actos de una misma ópera prima: Tiempo, espacio, materia en la transformación del Teatro del Patronato Obrero de Tarragona, conocido desde 1930 como Teatro Metropol.
1er ACTO
Jujol abandonó su Tarragona natal, dónde nació en 1879, y se trasladó a Barcelona en 1886, dónde inició sus estudios de arquitectura en 1901. Su habilidad en el dibujo le abrió las puertas para trabajar con grandes arquitectos del momento como Gallissà, desde 1901, Font y Gumà, desde 1903, y Gaudí, desde 1906, (justo el año en que obtenía el título de arquitecto), con quien nunca dejó de trabajar. Jujol iniciaría su viaje en solitario sobre el 1908, compaginando las colaboraciones con sus propios trabajos. Un viaje que gravitaría entre el Camp de Tarragona, el territorio que lo vio nacer, y Barcelona, la ciudad donde estudió e inició la actividad profesional.
Fue este mismo año cuando Jujol recibió, en pleno debate entre partidarios y detractores, el encargo del Patronato obrero de Tarragona, que entonces pertenecía en la red asociativa confesional, de construir un teatro en el solar que ocupaba el jardín de su local social situado en el número 46 de la Rambla Nova de Tarragona. El proyecto había sido propuesto inicialmente a Gaudí, probablemente a petición Francesc Vidal y Barraquer, entonces fiscal eclesiástico del arzobispado, con la intención de
“elevar el nivel cultural, moral y religioso de los obreros”.
Gaudí cedió el encargo a un joven Jujol, que tras dos años de intensas colaboraciones, se había ganado su confianza.
El proyecto del teatro Metropol se inicia en 1908, pero la fuerte oposición de un sector del Patronato dificulta su finalización. La vida del teatro no será sencilla, experimenta continuos derribos y transformaciones… Las bombas del ejército franquista durante la guerra civil y una serie de reformas para la conversión del teatro en sala de cine en 1939 desvirtuaron la magia del delirio plástico de Jujol, que no fue recuperada hasta la curosa intervención de Josep Llinàs, muy entrados los noventa, en un ejercicio de arqueólogo cirujano que mereció un premio FAD en 1996.
Y es que las obras de Jujol se mueven habitualmente en la comodidad del tiempo elástico que se estira y se contrae, se acelera y retrocede. Se dilatan en el tiempo, se desarrollan y se construyen lentamente, se transforman, se degradan, se pervierten y se recuperan, pero a la vez consiguen conservar la inmediatez y la fugacidad del momento, el gesto de la mano que los dibuja y los construye… algo que Jujol transmitirá y ejecutará personalmente siempre en su arquitectura.
Gestos, trazas, marcas de los procesos, colores improvisados encontrados “in situ” inundan obsesivamente techos, suelos y paredes, quizás hechas en el silencio de la noche de una construcción a medias.
2o ACTO
Pensar este teatro como un proyecto de superposiciones… Arrítmico y fragmentado, concebido como un sistema de agregaciones… la coherencia, finalmente, llega en último término, si es que tiene que llegar. Un conjunto de ideas cruzadas, vivas, que todavía hoy se siguen cruzando y mezclando para formar atmósferas diversas, autónomas… lo justo y necesario en cada momento, sin prejuicios ni cortesías. Todo es posible, por qué no?
Esta actitud inclusiva, sumatoria, que algunos han querido diferenciar de la tendencia a la continuidad de Gaudí, más preocupado por la homogeneidad formal de los proyectos, permite entender el Teatro como un conjunto de pequeños proyectos, pequeños escenarios que Jujol teje y yuxtapone… la sala, el acceso, el patio, las escaleras, los techos, las ventanas…. cada elemento merece ser repensado. Los espacios y los elementos colisionan, a veces son contradictorios y a veces conviven, no es importante. Se pisan los unos a los otros, se empujan y se pelean por la luz… Dada la pequeña dimensión del solar, El proyecto del Teatro Metropol es un ejercicio de introversión, de exploración del mundo interior, de recreación en los detalles, que lejos de ser meras estrategias decorativas, son capaces de organizar el espacio y reestructurar los sistemas de fuerzas multiplicacando el espacio físico de los accesos y la sala principal.
La pequeña sala es un óvulo preparado para ser fertilizado por los espectadores, que, accediendo desde la Rambla Nova, atraviesan un complejo y estrecho camino tangencial ocasionalmente bañado por la luz de un patio interior, que hoy es la terraza de la cafetería del teatro. Este paseo ceremonial previo al espectáculo es el punto más intenso del proyecto y se desarrolla en diferentes plataformas a varios niveles, que conducen a platea y anfiteatros.
Espacio dinámico y movimiento, quizás un proyecto concebido a partir de flujos… espectadores como corrientes de agua… Ligereza, fragilidad, transparencia y luz… barandillas caladas, escaleras ligeras, estructura metálica explícita, muros perforados y visuales profundas para dilatar el espacio.
3er ACTO
Si bien es cierto que hereda un cierto bagaje visual y metodológico de sus primeros maestros, y no es posible entender Jujol sin Gaudí, Gallissà, y Font Gumà, y sin Ruskin, Horta o Olbrich, y sin la visita a las iglesias barrocas de Roma o su profunda fe cristiana y su arraigo al Campo de Tarragona, Jujol es, por encima de todo, un amante de la materia.
Cualquier material es una oportunidad. Jujol multiplica su abanico de posibilidades desnudándolos de sus significantes habituales para encontrar su contenido vital. Reciclar, reutilizar… Los junta, los dobla, los recorta, los une, los agujerea… en operaciones plásticas más cercanas a la escritura fragmentada de Tristan Tzara, o a las acciones de Dubuffet, Matta Clark, Pollock o Duschamp.
La consigna es siempre incluir, siempre adherir, nunca rechazar.
Contacto del cuerpo con las superficies, caligrafias y rastros que se despliegan sobre las epidermis de objetos que se encuentran como de manera casual en una fiesta de disfraces… olas, peces, caracolas, quizás un edificio bajo el agua… La materia toma vida y se transforma, los techos se deshacen, la pintura resbala y la piedra se vuelve líquida…
Dejar espacio al azar y a las primeras intuiciones… Jujol se despista, se desvía y se entretiene. Afronta cada problema de manera local y referencial… un pasamano, un escalón, un banco, un pomo…
Volver a ver las cosas como si las viéramos por primera vez. Inventar.
Muchos consideran el Teatro Metropol como aquella primera obra que contiene la secuencia genética de buena parte de su obra posterior. En el Metropol hay un fragmento de Manyac, de la Torre de la Creu, de Bofarull, de Negre, de Planelles… y también de Batlló, Milà y Güell… Un proyecto hecho de muchos proyectos… un inicio de muchos finales.
Arnau Tiñena . arquitecto
barcelona. abril de 2012
Notas:
– C. Flores, J.M. Jujol, J.F. Ràfols. La arquitectura de J.M, Jujol. Archivo histórico de urbanismo y diseño. Publicaciones del coac. 1974.
– Montserrat Duran y Albareda. Josep M. Jujol, la Arquitectura escondida. Ed. Meteora. 2003.
– Asociación catalana de arquitectas. Josep Maria Jujol, arquitecto. 1879-1979. Colegio de arquitectos de Cataluña. 1989.
– Ignasi de Solà Morales. Jujol. Ed. Polígrafa. 1990.