René Clair es un director francés en su momento aclamado y admirado, llegando a ser miembro de la Academia Francesa, pero que hoy ha sido prácticamente olvidado, lo que extrapolado a la actualidad plantea cuántos famosos cineastas y escritores actuales se recordarán dentro de unos años, por culpa de estar sometidos a la tiranía de la fama inmediata.
Clair en sus películas supo emplear el espacio cinematográfico de una forma espectacular, sobre todo, en títulos como Bajo los techos de París (Sous les toits de Paris, 1930), El millón (Le Million, 1931) que comienzan con dos fantásticos movimientos de cámara sobre París y Viva la libertad (À nous la liberté!, 1931) en la aparece una moderna fábrica que ha sido reproducida en libros de arquitectura, las tres con decorados creados por el genial Lazare Meerson.
Ayer leyendo textos suyos encontré uno sobre cómo se hace una película que comienza así:
«Para que os hagáis una idea de las condiciones en que se concibe y ejecuta una obra cinematográfica, en términos generales puede ser comparada con la construcción de casas. Es muy raro que un arquitecto construya una casa o cualquier otra cosa por la satisfacción única de su impulso creativo. Como un cineasta, un arquitecto debe tener en cuenta los gustos de sus clientes, no trabaja solo, sino con numerosos colaboradores, cuya ayuda le es indispensable, y está limitada por los medios materiales a su disposición. Todo esto hace imposible que un arquitecto, como un cineasta, eluda las reglas de una profesión que está relacionada tanto con el arte como la industria; cada parte de esta doble naturaleza tiene sus propias características, que no pueden reducirse a un denominador común».
En ese mismo texto propone que los técnicos que se encargan de crear los espacios cinematográficos, en vez de denominarse «decoradores» como se llamaban en Francia en aquella época, se denominen «arquitectos» como era habitual en la Alemania de entonces, algo que no tuvo repercusión.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, abril 2011