SÍNTESIS DEL PROYECTO EXPOSITIVO. El Espazo Anexo es una construcción independiente del edificio principal del MARCO, situada en la plaza peatonal posterior, con una superficie total de unos 100m2. Fue inaugurado en 2004 como sala de proyectos, y desde entonces ha acogido multitud de exposiciones y proyectos, en su mayoría propuestas individuales, pensadas específicamente para este espacio, y que en muchos de los casos estaban íntimamente relacionadas con las características peculiares del Anexo, con su situación fronteriza y de transición entre la calle y el espacio expositivo, jugando con la dualidad interior-exterior que es característica de este lugar.
A partir del mes de abril de 2011, se inicia un nuevo período con la inauguración del ‘Hotel MARCO’, del artista Michael Lin y rvr arquitectos, un proyecto innovador que consiste en transformar el Espazo Anexo en una habitación de hotel con distintos usos, y que toma como punto de partida la propia estructura del Anexo, sus connotaciones, y ese fructífero diálogo entre espacio público y privado.
Michael Lin (Toquio, 1964) es reconocido internacionalmente por sus monumentales instalaciones de diseños florales, realizadas sobre todo tipo de superficies, y que concibe como procesos arquitectónicos, donde propone una forma diferente de experimentar el espacio a través de la pintura. rvr arquitectos es un estudio formado por los arquitectos José Valladares Durán, Alberto Redondo Porto y Marcial Rodríguez Rodríguez, que desarrollan su trabajo en Santiago de Compostela desde el año 2002.
La idea del proyecto surge de la oportunidad de reformar un lugar ya existente y de dotar al museo de un espacio habitable concebido como proyecto artístico, para poder invitar a comisarios, artistas e investigadores a conocer nuestro contexto, dentro de un programa de residencias. Además, cualquier persona interesada podrá utilizarlo como habitación de hotel propiamente dicha, previa reserva y pago de tarifa, y disfrutar de la experiencia de albergarse dentro de un espacio expositivo pensado como obra de arte, y situado a la vez dentro y fuera de las instalaciones del Museo.
La estética relacional —ideada por el teórico francés Nicolas Bourriaud para nombrar un tipo de instalaciones en las que la experiencia entre las personas, la obra y la realidad conviven y definen el significado— facilita la lectura de este espacio como pieza de arte, y se comprende a partir de los trabajos de muchos creadores de finales de los años ochenta y principios de los noventa. El proyecto ‘Hotel MARCO’ se entiende como lugar de intercambio social y como una suerte de “práctica artística que toma como punto teórico y práctico el todo de las relaciones humanas y su contexto social”, como diría Bourriaud.
Desde la inauguración del 8 de abril, hasta el 18 de mayo, Día Internacional del Museo, el lugar estará abierto al público en el horario habitual, como espacio expositivo. A partir de dicha fecha comenzará su uso como habitación de hotel, sea dentro del programa de residencias o para reservas de particulares.
En – un espacio para transacciones climáticas, visuales y sociales [por Michael Lin]
“En la cultura japonesa, el término en significa transacción, en tres contextos diferentes: en la moral budista se refiere a la ley del Karma, al puente causa-efecto en la cadena de las acciones humanas (por ej., in-en = Karma); en las relaciones sociales, a los vínculos entre diferentes individuos (por ej., en-musubi = lazos afectivos); y en arquitectura, a la transición entre interior y exterior, entre edificio y naturaleza, entre lo privado y lo público (por ej., en-gawa = veranda).
En cualquiera de estos tres contextos, en implica conexión y/o separación, y ni uno ni otro por separado, sino ambos simultáneamente. En última instancia, el uso de en sugiere una interpretación profundamente ambivalente del ser humano, de sus estructuras sociales y productos arquitectónicos, no como algo simplemente independiente o no dependiente, sino como interdependientes entre sí, es decir como parte los unos de los otros.
En el caso de este proyecto, mi interés reside en la creación de un espacio transaccional, un espacio in-between que está conectado y/o separado del espacio privado de la habitación de hotel, y el espacio público de la calle. La pintura que cubre las paredes exteriores de la habitación, una apropiación de estampados textiles tradicionales de Taiwán —cultura extranjera pero que a la vez mantiene sus domésticos orígenes pre-modernos— se utiliza aquí para transformar la dureza de la caja arquitectónica en una suave membrana táctil que de inmediato señala la habitación de hotel como un objeto separado del espacio expositivo, y que actúa sobre ese espacio con sus colores y su apariencia foránea. Este espacio in-between, que es accesible al público desde la calle, da la bienvenida y seduce al viandante, invitándole a entrar en esta transacción y/o no-transacción de arte y/o no-arte”.
La visión de los arquitectos [por rvr arquitectos]
“Vemos nuestro trabajo para el Hotel MARCO como una reflexión sobre el espacio público y el espacio privado. O mejor aún sobre el lugar de encuentro entre ambos. El espacio público es aquí la calle, un ámbito múltiple y social, resistente a las jerarquías. El espacio privado es el de la habitación de hotel, que pertenece al cuerpo y a sus acciones: el descanso, el aseo, la contemplación, quizás el sexo. En la forma de conseguir que la vida que transcurre en la calle no interfiera en la vida privada y personal que pueda transcurrir en la habitación, y en la manera en que este espacio privado se ofrece al exterior, es en lo que hemos insistido tanto nosotros desde la arquitectura, como —creemos— Michael Lin desde su trabajo artístico.
La separación física entre la calle y la habitación será muy delgada, apenas unos centímetros de tablero y aislamiento, lo suficiente para conferir al espacio interior la autonomía necesaria para hacerlo habitable: su independencia visual, acústica y climática del espacio de la calle. Así, la habitación del Hotel MARCO no se concibe como una parte del edificio del Museo, sino más bien como un pequeño edificio dentro de otro más grande, como una habitación dentro de otra habitación. Su interior es como un traje a medida, a la medida de quien lo va a habitar durante un tiempo corto, en ocasiones solo una noche, pero que buscará la calidez y la comodidad de un buen paño. Hacia la calle, esa membrana es representación pura, sus paredes exteriores pertenecen ya a la ciudad, y se presentan a ella a través del trabajo de Michael Lin.
Hay en el habitar de una habitación de hotel la contradicción de intentar sentirnos como en casa, al tiempo que buscamos también alcanzar, o que se nos ofrezca, lo que en nuestra vivienda nos falta. Apreciamos encontrar algo de la proximidad de lo que ya tenemos, pero también aquello de lo que en casa carecemos o que nos falta tiempo para disfrutar: horas de sueño en una cama grande y bien cómoda —sin molestos ruidos del vecino— sábanas recién planchadas, control exacto y a conveniencia de la iluminación y la temperatura, una butaca confortable, un baño amplio, presión de agua, toallas suaves… todo aquello que hace que el cuerpo se sienta bien y que tantas veces no podemos o no tenemos tiempo de disfrutar. Nuestra propuesta para la habitación no hace sino insistir en que todas esas acciones sean posibles, en crear una estancia donde se pueda vivir esa experiencia de lujo sencillo, de bienestar, de la que hablamos. Así, la habitación no se entiende como un espacio referencial o representativo, sino simplemente destinado al cuerpo, a su disfrute; y todas las cosas que la ocupan —cama, muebles, baño, luces, tejidos— están concebidos para favorecer esa sensación de comodidad.
La habitación es una única sala que sin discontinuidades acoge lo fundamental de un cuarto de hotel: el área de descanso o trabajo, el lugar de la cama, y el espacio del baño. Solo un mueble de armario- bañera fragmenta de forma leve la sala para proporcionar algo más de privacidad a la zona del baño. Todo el equipamiento se lleva a la pared opuesta a la entrada, con un mueble continuo de madera lacada que acoge el escritorio, la cama, el mueble-bar, los lavabos, la iluminación, etc.
Desde las caras exteriores de la habitación se proyectan, como cañones hacia afuera, el pasaje de acceso de los huéspedes —atravesarlo supone unos segundos de frontera entre el exterior de la calle y el interior de la habitación— y dos entradas de luz natural: una que pone en relación la estancia con un fragmento acotado del pequeño jardín cercano, y otra que acerca la luz del cielo de Vigo a la zona de aseo, mirando hacia el reloj que culmina la fachada del MARCO, como metáfora del paso del tiempo y del destino histórico del edificio”.
+ artículo cedido por marcovigo.es
COLABORACIONES. El proyecto ‘Hotel MARCO’ ha sido posible gracias a la colaboración en el proceso de producción de ocho estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo, previa convocatoria de prácticas de montaje y apoyo a la producción por parte de la Fundación MARCO: Iris Margarita Alcaina Patiño, Laura Ilona Arha, Marta Fariña Rodríguez, Cristina Luna Ávila, Sara Martínez Soutiño, Lorena Alexandra Méndez González, Santiago Novas Otero, Yukawa Quione López Otero, con la coordinación de Frédéric Matagne, asistente del artista. Empresas colaboradoras: