He estado casi una semana en Viena y no me resisto a contar algunos aspectos relacionados con el cine y la arquitectura:
Lo mal que han envejecido los edificios posmodernos, que ya cuando se construyeron alguien los denominó «ruinas del futuro», el mejor ejemplo es el que diseñó Hans Hollein delante de la catedral, por cierto, con Zara en su planta baja. Lo bien que han envejecido las tiendas posmodernas, como las tres que vi del mismo Hollein. La maestría de Loos en sus edificios y, sobre todo, en el American Bar, una auténtica joya, perfectamente proporcionada y bien construida, posiblemente -y con permiso Del Diego madrileño- el más bello local en el que he estado (y juro que ya he estado en multitud), además con un Dry Martini aceptable, aunque peor que el preparado por Fernando o sus hijos en el bar madrileño antes mencionado.
El edificio Secession que sigue vivo gracias a sus exposiciones temporales. Otto Wagner, en particular su indispensable edificio para la Postparkasse con un pequeño museito donde se pueden ver curiosidades sobre el edificio. El curioso intento de volver a dar vida a unos gasómetros con intervenciones de Jean Nouvel, la Cooperativa Himmelblau, Manfred Wehdorn y Wilhelm Holzbauer, donde es difícil destacar lo mejor de estos arquitectos y sí es posible ver el descarado egocentrismo de la cooperativa adosando una torre torcida (como no podía ser menos) a uno de los cilindros originales, en ellos se rodó parte de la poco notable 007: alta tensión, y al lado el centro comercial con multicines, llamado Hollywood Megaplex, con dieciocho salas y pintado por dentro con colores chillones, donde proyectaban La piel que habito (Die Haut, in der ich wohne en alemán) y por la mañana cuando fui, estaba lleno de niños acompañados por profesores, mostrando que en ese país se cuida la educación cinematográfica de los jóvenes.
La última planta del Hotel Sofitel Vienna Stephansdom diseñado también por Nouvel, con muchos detalles interesantes y con una vista espectacular sobre la ciudad en esa última planta, cuya cubierta es obra de Pipilotti Rist. El interesante edificio del mumok, un «museo» sólo con exposiciones temporales, dentro de las antiguas caballerizas imperiales en el llamado Museums Quartier, donde también están el Leopold Museum (en un edificio anodino) y el más interesante interior del Kunsthalle donde ahora hay una buena exposición de fotografía de moda.
La exposición sobre Glenn Murcutt en el Architektuzentrum -también en el Museums Quartier- con unas estupendas maquetas, planos y fotografías de sus fantásticas casas y de sus no tan interesantes edificios colectivos, como una mezquita bastante dudosa. Otra exposición, A_show, también interesante, en el mismo centro sobre la arquitectura austriaca. Comprobar que el Film Museum sólo es un cine, con una estupenda programación, con un bar en el que hay unas vitrinas con los libros que han editado, pero que no pueden hojearse.
El MAK, un museo de artes decorativas con una pequeña sección de arquitectura y con un gran restaurante al que se le ha hecho una estupenda ampliación en el jardín. Un guía turístico enseñándole a un matrimonio estadounidense lo que son la arquitectura románica y la gótica, imitando sus respectivos arcos con sus manos. La actuación del Lee Konitz New Quartet en Porgy and Bess, un antiguo cine muy bien reconvertido en sala de conciertos, demostrando como a los ochenta y cuatro años todavía se puede innovar, gracias además a contar con unos músicos jóvenes y entusiastas.
La actuación del mítico Benny Golson, con el genial trío austriaco de Fritz Pauer, sentado en primera fila en el Jazzland, un espacio pequeño y abovedado como los que se ven en las películas cuando tocan músicos de jazz en París, y con Benny contando divertidas anécdotas sobre sus amigos, Clifford, Miles, Lionel, Dizzy, etc., antes de meterse entre pecho y espalda un gran plato de macarrones en el descanso para después seguir tocando y contando nuevas anécdotas, por cierto, tocó sus fantásticas composiciones Whisper Not y I Remember Clifford.
Por último, pero no menos importante un descubrimiento el enorme establecimiento dedicado al cine Satyr Filmwelt, librería, bandas sonoras, DVDs y carteles, una auténtica perdición para cualquier aficionado, con miles de libros, por cierto ninguno en español, lo que me hace pensar de nuevo que la difusión de nuestros trabajos es muy corta en este mundo anglófono; desgraciadamente no tienen página web, pero sí correo electrónico: satyr.filmwelt@netway.at
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, noviembre 2011