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Sobre el dibujo en arquitectura | Santiago Carvajal

Boceto del muro de Casa Butantã de Paulo Mendes da Rocha, 1964-66

En los distintos oficios, hay herramientas imprescindibles para su desarrollo, sin estas sería difícil y casi imposible que se lleven a cabo, estas son la substancia del oficio, ¿acaso alguien puede imaginarse a una costurera sin hilo y aguja?

Así como la tiza es al sastre, el plomo y el nivel es al albañil, el martillo es al carpintero, el DIBUJO es al arquitecto. El arquitecto piensa a través del dibujo. Dibujando, el arquitecto pone a prueba sus ideas de proyecto. Dibuja, observa, afina, corrige, vuelve a dibujar.

El momento en el que uno dibuja, poco a poco, trazo a trazo, se va desvelando la construcción del proyecto; uno asiste como el primer testigo de esta creación, puede ver ya, sus aciertos y errores en términos de proyecto. El dibujo no solo deja ver el proyecto a quien lo dibuja, sino también le sirve, junto con una mirada atenta y una capacidad de juicio adquirida, como herramienta que sugiere uno u otro camino. Es el instrumento básico e imprescindible que le permite desarrollar los proyectos y tomar decisiones desde su concepción hasta su construcción.

Dibujar, es estar sumergido en un acto consciente de construcción, permite recapacitar las relaciones entre los materiales, sus medidas, sus uniones, en definitiva, el cometido que cada elemento tiene tanto en la estructura del edificio como en su configuración espacial y visual.

 “Cuando un arquitecto raya en el papel una anotación formal, un croquis, está convocando todo el saber necesario, mecánica de los fluidos, mecánica de los sólidos, máquinas y cálculos que existen para realizar aquello.1

Paulo Mendes da Rocha.

El dibujo en arquitectura no tiene por qué ser un motivo más o menos pintoresco, esperando a ser colgado en la pared; el dibujo es un hecho consciente de construcción, donde, quien dibuja y proyecta, deja trazado, y por lo tanto proyectado, las virtudes espaciales y constructivas de una obra. Se evidencia así, a través del dibujo, el nivel de comprensión y entendimiento por parte de quien proyecta.

Hay que estar conscientes que los dibujos NO SON UN FIN en sí, sino una herramienta imprescindible, tanto para el entendimiento personal de los proyectos, como para la comunicación de un proyecto a otras personas, sean clientes, ingenieros o constructores. En este sentido, el dibujo es el ÚNICO documento que permitirá un correcto vínculo entre las distintas especialidades involucradas en el proyecto, sean, ingenierías sanitarias, estructurales, eléctricas, como diseño de mobiliario e interiores, etc.; por ello todos y cada uno de los involucrado en el proyecto deben estar en la capacidad de comunicarse a través del dibujo y al nivel requerido, para garantizar una coherencia entre la distinta información del proyecto.

Caso contrario, el trabajo del día a día con los involucrados en el proyecto se vuelve tortuoso y desgastante, siendo la calidad del proyecto la que sufra las consecuencias. Poner especial atención al dibujo del proyecto junto con los profesionales involucrados, no es una opción, es un requerimiento imprescindible.

Santiago Carvajal. arquitecto
Cuenca (Ecuador). octubre 2013

Notas:
1 Cosac & Naify. Paulo Mendes da Rocha. Sao Paulo: Cosac & Naify ediciones, 2002. p. 7

Santiago Carvajal Ochoa
Santiago Carvajal Ochoahttps://www.santiagocarvajal.com/
Magister en Proyectos Arquitectónicos. Profesor de la Universidad del Azuay, Cuenca Ecuador. Experto en el uso de herramientas BIM + CAD (ArchiCAD con dos licencias de uso) para desarrollo de diseño y documentación de proyectos, cursos impartidos en Cuenca, Quito y Guayaquil. El BIM, Building Information Modeling o Edificio Virtual, es uno de ellos; el mismo que presenta algunas ventajas sobre el CAD, Computer Aided Design o diseño asistido por computador. BIM es una nueva generación de programas que permite diseñar tridimensionalmente desde el inicio del proyecto e incorpora información en cada uno de los elementos, lo que permite medir y calcular costos durante todo el proceso de diseño. Las ventajas de este tipo de dibujo van desde la reducción de tiempos de producción, costos, reducción de incertidumbre en el diseño, etc. El método BIM simula la manera en como el edificio es construido al trabajar en un entorno arquitectónico 3D, donde se visualiza en tiempo real, como las ideas acerca del diseño toman forma durante todo el proceso.
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Alberto Alonso Oro
Alberto Alonso Oro
10 years ago

Dibujar como crítica | Santiago de Molina

La mejor obra de Scamozzi la construyó a los 26 años. Lo extraño de esa
anormalidad fue que no le pasó factura y continuó dedicado con éxito a
la construcción de muchas otras villas en las inmediaciones de Vicenza,
en los territorios que antes habían copado Palladio y Longhena.

Podría considerarse a Scamozzi heredero de Palladio. Concluyó alguna de
sus obras y su admiración hacia él no dejó nunca de ser evidente y
notoria.
Pero al contrario que Palladio, que era en realidad un cantero
reconvertido desde la más absoluta humildad en un intelectual de
musculatura, Scamozzi creció y desarrolló su mucho talento, primero a la
sombra de su padre, también arquitecto, y luego entre la élite
Veneciana.

Scamozzi fue un intelectual desde su cuna. Y la creencia de sentirse en
un momento histórico irrepetible le hizo además de edificar con talento,
escribir un tratado arquitectura de notabilísimo éxito: La idea de la arquitectura universal.

Si hubiese que señalar sus aportaciones a la historia de la
arquitectura, más allá de sus tratados, o de la atención que prestó a la
por entonces novedosa tipología del museo, fue igualmente su capacidad
de inaugurar el dibujo como herramienta crítica.

Y esto puede verse cuando en la planta impresa que hizo de la villa
Rotonda, de Palladio, dibujó las escaleras de acceso a la planta nobile partidas por unos extraños vomitorios. Para él, una mejora.

Esos vomitorios, se puede elucubrar, son una corrección a lo que debiera
haber sido la obra de villa Rotonda. También medio en broma, y como
diría Jesús Bermejo, en la planta de Palladio, al menos con los
vomitorios de Scamozzi, no veríamos ascender como buzos a los huéspedes
al acercarse a la villa, bajo el agua de ese eco de la línea del
horizonte de los peldaños. Al menos en su aproximarse los visitantes se
verían enteros en la totalidad de su recorrido, mientras el anfitrión
esperaba bajo la entrada de columnas.

Y es que no poder penetrar en la villa Rotonda por sus ejes es una
declaración de guerra a la centralidad. Y una puerta abierta al dibujo
como mecanismo de crítica.
http://goo.gl/lGorhQ

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