En el año 2008, Lego presentó la Torre Sears de Chicago dentro de su línea «Architecture», primera obra de una serie que se desarrollaría en los años siguientes con el museo Guggenheim de Nueva York, la ópera de Sídney o tres viviendas paradigmáticas de la modernidad: la Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright, la Casa Farnsworth de Mies van de Rohe y la Villa Saboya de Le Corbusier.
La serie se dividió en dos categorías: «Arquitectos» e «Hitos», la primera englobando arquitecturas destacadas de la modernidad y la segunda monumentos, independientemente de su antigüedad. En ambos casos, el constructor podría elaborar una réplica a escala de la obra original, utilizando para ello las piezas tradicionales de la compañía.
Sin embargo, el origen de la serie se remonta a hace cincuenta años, cuando Godtfred Kirk Christiansen —entonces director de la compañía— decidió buscar nuevas formas de expansión del sistema Lego. La década de los cincuenta había supuesto el salto definitivo hacia el uso del plástico frente a la madera con la que habían comenzado y la concreción del sistema de ensamblaje mediante los conocidos ladrillos, cuya patente queda registrada en 1958. La gran aceptación popular que tenía el sistema y sus infinitas posibilidades con mínimos elementos lo convertían en un mundo por explorar y construir.
En Estados Unidos, al mismo tiempo, se estaba desarrollando el programa de las Case Study Houses, principalmente en torno a la ciudad de Los Ángeles. Promovido por John Entenza desde la revista Arts & Architecture, se llevó a cabo entre 1945 y 1966, implicando a un importante número de arquitectos entre los que figuraban Richard Neutra, Craig Ellwood, Pierre Koenig o Charles y Ray Eames.
Desde su inicio, el programa buscaba una nueva plástica para la vivienda americana. Cada arquitecto debía asumir la responsabilidad de diseñar una casa de bajo coste que se ajustara a la normativa de construcción vigente, que fuera capaz de repetirse con mínimas variaciones en otros lugares y que no se convirtiera en una «performance» individual.
En base a esas reglas de juego, se proyectaron treinta y seis prototipos, aunque no todos llegaron a hacerse realidad. Los arquitectos emplearon materiales donados por la industria y los combinaron de manera experimental, dando lugar a una rica y amplia variedad de viviendas. En alguna de ellas los autores fueron también sus habitantes, como sucedió en la casa Eames.
En 1962 Lego lanzó al mercado tres cajas denominadas «Modelos a Escala». Usando los mismos ladrillos que estaban triunfando en el mercado, ofrecían la posibilidad de diseñar una casa moderna. Junto a los elementos existentes se incorporaron piezas planas (cuya altura era un tercio del ladrillo) que permitían elaborar modelos más detallados.
La caja incluía un escalímetro y una retícula base, aproximando aún más el juego al trabajo del proyectista real. Las imágenes que se mostraban como inspiración podrían pertenecer perfectamente al programa de las Case Study Houses que se estaba desarrollando paralelamente, incluso en su cromatismo, que se reducía a piezas blancas, negras, grises, rojas y azules, además de las transparentes. A partir de ahí, el resultado quedaba abierto a los deseos del autor. El libro de instrucciones aún tardaría en llegar.
antonio s. río vázquez . arquitecto
a coruña. febrero 2013