Para Henri Matisse (Cateau-Cambrésis, 1869 – Niza, 1954), sus dibujos eran obras de arte a parte entera, de la misma forma que sus lienzos. El Museo departamental Henri Matisse de su ciudad nativa, en el norte de Francia, agrupa por primera vez el grueso de su obra dibujada, desde los primeros esbozos y retratos de principios de siglo, hasta sus dibujos más monumentales, en un viaje marcado por la búsqueda minimalista por la perfección. La muestra reúne un total de 137 obras, de las cuales unas 90 nunca se han mostrado al público. «El dibujo con pincel y tinta es una práctica que le ha acompañado a lo largo de toda su carrera, que ha evolucionado con el tiempo y que es esencial para Matisse», explica Patrice Deparpe, conservador adjunto del centro de Cateau-Cambrésis. «Representa la forma de expresarse en el espacio con un mínimo de material, buscando la pureza y la perfección, es una técnica que ha revolucionado el arte occidental».
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Ana Teruel
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