Continuación de Madrid Inédito (II)
Las Torres de Colón (anteriormente Torres de Jerez) son dos rascacielos gemelos con 116 metros de altura y 23 plantas. Fueron construidas por el arquitecto madrileño Antonio Lamela y los ingenieros Leonardo Fernández Troyano, Javier Manterola y Carlos Fernández Casado.
Tienen una estructura suspendida de dos grandes pilares unidos en lo alto por una plataforma, de la que cuelgan las dos torres, mediante grandes vigas perimetrales de seis metros de canto, atirantadas cada una de las plantas con cables de acero.
Para su construcción, primero se realizaron los cimientos de hormigón sobre los que se hincaron los dos pilares y la plataforma superior.
Posteriormente se fueron construyendo las torres de arriba a abajo. Desde la plataforma superior, iban acercando planta tras planta, a la base. A sus pies, un cuerpo de tres plantas y seis forjados más de sótanos.
Fueron inauguradas con el nombre de Torres de Jerez, pues eran la sede central de la empresa Rumasa (de José María Ruiz-Mateos), en honor a la Jerez de la Frontera, ciudad originaria del grupo empresarial.
Tras la expropiación de Rumasa, el Gobierno las vendió en subasta al grupo Herón en 1986. La Aseguradora Mutua Madrileña compró el edificio en 1995.
En los años 90, cambios en la normativa hicieron que se tuviera que instalar una escalera de emergencia entre las torres. Se aprovechó, para recubrirlas por una segunda capa de cristal de color granate. Un error terrible, estéticamente hablando.
En el centro, arriba se añadió el controvertido enchufe de falso Art Déco, para ocultar antenas y maquinaria.
La reforma concluyó en 1993.
El arquitecto Lamela, recientemente fallecido fue autor del proyecto. También de la T4 de Barajas, junto con el Richard Rogers que diseñó el Centro Pompidú de París con Renzo Piano.
Las Torres de Colón alojan empresas y oficinas de representación, como el bufete Álvarez & Marsal, MCH Private Equity, Natixis, Legg Mason, M&G, BDO, la Oficina Comercial de Noruega en España, la Organización de Comercio Exterior de Japón, Hays, Bip & Drive y Tokio Marine, entre otras.
En 2012, el interior de las torres fue remodelado sin desalojar a sus inquilinos.
Desde la Plaza de Colón, cogemos cualquier autobús que recorre el Paseo de la Castellana y nos dirigimos a la Plaza de Castilla.
En nuestro recorrido, podemos ver una obra desconocida de Miguel Fisac, arquitecto autor de la Iglesia de los Dominicos en Alcobendas: la sede de IBM.
La mayor dificultad de este edificio consistía en eliminar el sol en su fachada oeste. Fisac lo resolvió mediante piezas de hormigón verticales prefabricadas de 2 centímetros de espesor rellenas de aislante, garantizando el control térmico y acústico.
En el trayecto hacia la Plaza de Castilla, existen otras actuaciones como el edificio de La Unión y el Fénix. Proyectado en 1965 por Luis Gutiérrez Soto, tiene alrededor de 28.000 m2.
Presenta un conjunto bajo y una torre en altura, para adecuarse al entorno formado por el Paseo de la Castellana y la calle trasera.
El edificio con su negra fachada de mármol, tiene 19 plantas y está coronado con la escultura símbolo de la empresa que encargó el proyecto: La Unión y el Fénix. Actualmente pertenece a la Mutua Madrileña.
Está rodeado de una arboleda donde se encuentra escondida, entre los jardines, la estatua auténtica del Ave Fénix. Esta estatua, obra del escultor francés, Charles René de Saint-Marceaux, fue la que ocupó originalmente la cúpula del edificio de la Unión y el Fénix Español, esquina de la calle Alcalá con la Gran Vía, hasta que en 1972, la compañía vendió el edificio a sus dueños actuales: la aseguradora Metrópolis.
Finalmente, la estatua fue reemplazada por otra que representa la Victoria Alada, de Federico Coullaut Valera.
El edificio Pirámide, que vemos a continuación, se erigió sobre los terrenos sobre los que se alzaba anteriormente el palacio de los condes de San Bernardo. Muchos palacetes, situados en el Paseo de la Castellana, tal como este, han sido derribados, muchos de ellos con maniobras especulativas durante la época de Franco.
Está situado en el número 31 del Paseo de la Castellana, haciendo esquina con Fortuny y Jenner. Fue proyectado también por el arquitecto Antonio Lamela en 1974.
Tiene nueve plantas sobre rasante más cuatro sótanos.
Vayamos ahora al puente elevado sobre la Castellana, que une las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato, y donde se encuentran muchas obras maestras de la escultura española.
El puente llamado popularmente como puente de Juan Bravo, salva dos colinas que demarcan los distritos de Salamanca y Chamberí.
Presentaba dos retos técnicos: uno, la existencia del paso de la línea del metro bajo el paseo de la Castellana, el llamado túnel de la risa. El otro consistía en que la estación de Rubén Darío no permitía el apoyo de ningún tipo de pilar sobre su bóveda.
El proyecto es obra de los ingenieros de Caminos José Antonio Fernández Ordoñez, Julio Martínez Calzón y Alberto Corral.
Desde XX exhibe un museo de escultura abstracta al aire libre que ejecutaron los ingenieros, con la colaboración del escultor Eusebio Sempere. El museo quedó terminado en 1978 con la instalación de la Sirena Varada de Chillida.
Este espacio se creó como una forma ejemplar de acercar el arte moderno al ciudadano.
Las obras donadas por los artistas, muchas de ellas fueron creadas especialmente para el recinto, haciéndose cargo el Ayuntamiento de Madrid de los gastos de materiales e instalación.
La inauguración oficial del museo tuvo lugar el 9 de febrero de 1979.
En el año 1995, la película Historias del Kronen dirigida por Montxo Armendáriz basada en la novela del escritor José Ángel Mañas, tiene como escena dramática la que protagonizan Juan Diego Botto y Jordi Mollà al suspenderse de sus barandillas.
El museo ocupa 4.200 m2, la mayoría de los cuales se encuentran bajo el tablero del puente, existiendo a los lados unas zonas ajardinadas.
Sobre él hay un pequeño paso para peatones con barandillas iguales a las del resto del puente.
Continurá en Madrid Inedito (IV)
Cristina García-Rosales, arquitecta.
Madrid, agosto 2017