En términos de indagación metodológica, los primeros trabajos de Zaha Hadid fueron los más fructíferos. En ellos explora y reformula búsquedas de las vanguardias de principio de siglo XX abortadas por las condiciones políticas de aquellos años.
La raíz genética de esas obras abreva en el lenguaje suprematista de Kazimir Malévich. El tránsito por la obra del artista ruso se inició en su propuesta para su tesis de estudio, un complejo hotelero sobre el río Támesis. El proyecto adapta la morfología de los “arquitectones”. Su finalidad no era retomar iconografías del movimiento moderno, sino forjar una estrategia para desvelar nuevos campos constructivos a partir de esos trabajos.
Según describe Hal Foster,
“la pintura suprematista fue vista alguna vez como un achatamiento radical del plano pictórico; Hadid la utiliza como una irrupción dramática en un espacio-tiempo infinito, en un intento por “abrir a la fuerza” sus objetos, por “comprimir y expandir” sus espacios, por intensificar y liberar sus estructuras, todo al mismo tiempo”.1
La no figuración y la negación a cualquier asociación insustancial con el color, Hadid las convierte en nuevas experiencias. Los planos retraídos o cercanos en la planitud de una perspectiva abolida, se comprimen y se expanden para generar espacialidad. Multiplica los elementos, utiliza rotaciones y ejes combados para construir imágenes de gran dinamismo visual. Manipula las perspectivas para que sus diseños adquieran carácter pictórico y gocen de una sugestiva ingravidez. Y para ello se asiste de los nuevos programas para graficar de una manera propia su arquitectura.
El sustento tectónico a esas figuras complejas, se nutre del constructivismo. La arquitectura constructivista tiende a ser escenográfica se expresa con audaces soluciones formales que respaldó en su idoneidad para experimentar las nuevas tecnologías. Hadid usa esos recursos para generar espacios tan extravagantes como espontáneos. La función se supedita a convenciones que están en permanente tensión. Lo vertical y lo horizontal se funden en acuerdos novedosos y a veces arbitrarios.
Los planos y volúmenes que resultan de estas operaciones desafían la verticalidad para construir precisas y cambiantes distensiones.
Cuando concibe el proyecto ganador del concurso para el club deportivo The Peak en Hong Kong, todas estas especulaciones gráficas se transforman en un proyecto concreto. El edificio debía construirse en la ladera de un pico montañoso ubicado en un extremo de la estructura urbana de la ciudad. Hadid propone una “geología suprematista”: planos horizontales con distintos ángulos que emergen de la ladera en diferentes direcciones y se confunden en el espacio como extensión de la propia montaña. El conjunto asume formas libres, poco cohesivas y desafiantes de la gravedad. Un contraste axiomático con las rígidas estructuras construidas ladera abajo.
Esas cualidades se repiten en el edificio Tomigaya, donde propone un pabellón de cristal por encima de un vacío. El plano superior curvo y las columnas de sostén inclinadas establecen nuevamente una imagen dinámica e ingrávida, aunque para alcanzar esta figura las funciones principales se relegan a una plataforma inferior.
En la estación de Bomberos Vitra, Hadid reafirma la intensidad de su búsqueda geométrica, pero la materialización del edificio deja expuestas sus limitaciones. El diseño destaca vigorosos planos que evocan la dinámica suprematista y las aspiraciones de velocidad futurista. Sin embargo, la abundancia de líneas y capas superpuestas no impide que las cualidades perceptivas del hormigón atenten contra la sensación volátil de sus dibujos. El conjunto irrumpe vigoroso, pero no alcanza la ingravidez extrema de sus aspiraciones gráficas.
En años posteriores, la idea arquitectónica de Hadid empieza a acercarse al expresionismo, y aunque no abandona la influencia suprematista, sus diseños pierden la levedad que había imbuido a sus trabajos anteriores. Sin embargo, la apertura metodológica de esos proyectos incita a la investigación y el tratamiento de nuevas relaciones entre diferentes convenciones formales.
Hadid confirma que es posible progresar el carácter de la arquitectura desde las más variadas expresiones artísticas. O, en todo caso, que es posible rescatar indagaciones arquitectónicas abortadas en la historia reciente y progresarlas al contexto socio cultural actual.
Marcelo Gardinetti. Arquitecto
La Plata, Argentina. Noviembre 2016
Notas:
1. Foster, Hal. 2013, El complejo arte-arquitectura, Editorial Turner Noema