Qué fácil resulta actualmente decir «somos sostenibles», «nuestros proyectos apuestan por la sostenibilidad» o «diseñamos una arquitectura que reduce el consumo de energía y la huella de carbono».
Qué poco tardamos en incluir la palabra sostenibilidad en nuestros catálogos, presentaciones, webs y mensajes en redes sociales y canales de comunicación.
Con que rapidez participamos en charlas de expertos, congresos o conferencias llevando por bandera nuestros supuestos proyectos sostenibles y nuestra supuesta preocupación medioambiental.
Estaría bien parar un segundo y preguntarnos,
¿es realmente sostenible la arquitectura que diseñamos o simplemente lo escribimos en webs, artículos y redes como un elemento de marketing y venta?
Para contestar a esta pregunta, siempre resulta necesario y recomendable escuchar y rescatar palabras cargadas de sentido común para poder evaluar, equilibrar y poner las cosas en su sitio cuando todo tiende al caos y la incoherencia.
Resulta muy estimulador escuchar al arquitecto Rafael de La HOZ decir que en muchas ocasiones, cada vez que defendemos y decimos eso de «somos sostenibles» hacemos el ridículo de manera estrepitosa.

El estudio liderado por el arquitecto cordobés ha demostrado tener una amplia experiencia en el diseño y construcción de grandes sedes corporativas, como por ejemplo la sedes de Repsol y Telefónica, ambas construidas en España.
Estas sedes se convierten en edificios en los que el arquitecto, además de resolver un complejo programa funcional, debe conseguir un resultado que transmita y represente los valores de la empresa.
¿Y qué marca o empresa no está en estos momentos interesada en proyectar una imagen sostenible y de preocupación por el medio ambiente?
Sin embargo, esa sensación de ridículo a la que alude Rafael de La-Hoz se hizo evidente cuando su equipo fue invitado a diseñar la nueva sede corporativa de Siemens en Múnich.
A pesar de que este edificio tenía una superficie menor que la sede de Telefónica en Madrid, solo requería 80 plazas de aparcamiento.
Por contraste, la sede de Telefónica en Madrid cuenta con 6.000 plazas de aparcamiento.
Como señala Rafael de La-Hoz:
«No hay arquitecto que pueda paliar las 6.000 plazas de Telefónica».
La sensación de ridículo e incoherencia ya se hace palpable y evidente cuando Telefónica decide presentarse a unos premios de sostenibilidad.
¿Cómo puede ser sostenible un edificio que promueve el desplazamiento de 10.000 coches todos los días?
La respuesta del arquitecto cordobés no tiene desperdicio:
Sostenibilidad y comunicación coherente
Es cierto que los arquitectos nos esforzamos en diseñar edificios con estrategias pasivas que reduzcan la carga térmica y, por ende, el consumo energético.
Sin embargo, ¿de qué sirve este esfuerzo si llenamos los edificios de aparcamientos que albergan miles de coches, cuyo impacto ambiental supera con creces la energía que supuestamente ahorramos?
Si algo podemos aprender de esta lección es que tenemos que luchar por buscar en todo momento la coherencia entre lo que somos y lo que comunicamos.
No tiene sentido proclamar la sostenibilidad mientras proyectamos edificios con 6.000 plazas de aparcamiento, maquillamos fachadas con pieles dobles o llenamos los proyectos de cubiertas verdes sin un compromiso real con el medio ambiente.
Dejemos de hacer el ridículo, seamos coherentes con nuestro compromiso medioambiental y su comunicación a la sociedad.