¿Qué tipo de empresario estaría dispuesto a trabajar durante meses sin recibir compensación económica alguna?
Sorprendentemente, muchos arquitectos lo hacen.
Y es que uno de los modelos de negocio que podemos encontrar dentro de los estudios de arquitectura es precisamente el que los lleva a trabajar sin remuneración: participar en concursos de arquitectura.
«Los concursos de arquitectura son un sufrimiento. Nadie los elige porque sean la mejor vía».
Esta frase es de un arquitecto (Alberto Veiga del estudio Barozzi Veiga) cuya empresa, paradójicamente, ha fundamentado su trayectoria profesional y crecimiento internacional participando y ganando concursos de arquitectura.
Aquí el vídeo:
Los concursos de arquitectura son proyectos en los que una empresa y su equipo humano trabaja durante un periodo de tiempo compitiendo con otras empresas para generar una respuesta a un problema arquitectónico determinado.
Todo ello sin tener garantía alguna de obtener el proyecto y, en la mayoría de los casos, sin recibir ningún tipo de compensación económica por la cantidad de horas de trabajo invertidas.
La pregunta es, si los concursos de arquitectura son un sufrimiento, una pérdida de energía, tiempo y dinero.
¿Por qué tantas empresas de arquitectura siguen participando en ellos?
En el mismo vídeo podemos encontrar una posible respuesta a esta pregunta:
“A día de hoy es la ÚNICA VÍA que tenemos para conseguir trabajo, haciendo concursos”.
¿Qué otras vías existen para conseguir trabajo? ¿Quién nos enseña o dónde podemos aprender estrategias de adquisición de clientes?
La realidad es que, en el periodo de formación, los arquitectos suelen carecer de conocimientos comerciales y habilidades para gestionar clientes o vender servicios. La mayoría no reciben formación en estrategias de marketing ni en la creación de relaciones comerciales.
Cuando los arquitectos aterrizan en el mundo profesional, lo hacen sin saber por ejemplo algo tan básico como la facturación de las empresas a las que envían el CV y Portfolio solicitando trabajo.
El criterio para solicitar trabajo es porque les gusta los proyectos de ese estudio en concreto.
Muchos arquitectos jóvenes, por tanto, comienzan sus prácticas y sus carreras profesionales en estudios participando en concursos públicos.
Muchos de esos jóvenes arquitectos, después de varios años, tras muchas horas de trabajo y de esfuerzo, deciden emprender y comenzar una nueva etapa profesional estableciendo su propio estudio.
¿Qué hacen?
Replican el mismo modelo de negocio.
¿Por qué?
Quizás porque es el único que han visto y conocen.
Barozzi Veiga, por ejemplo, ha tenido la fortuna de ganar varios concursos públicos abiertos. Estos proyectos les está permitiendo transformarse en una oficina capaz de atraer el interés de importantes clientes privados. Clientes que ahora les encarga grandes proyectos como el Design District Ateliers en Londres, el Campus del Art Institute of Chicago o el Oolite Arts Center en Miami.
Sin embargo, estos casos son la excepción. La mayoría de los estudios de arquitectura no tienen la misma suerte de ganar varios concursos.
La buena noticia es que existen alternativas para conseguir clientes.
Lo que realmente falta es formación: en marketing, gestión empresarial y estrategias de captación de clientes.
Comencemos a invertir en desarrollo comercial. Solo así podremos construir una mejor realidad profesional, con mejores condiciones y dejando a un lado la incertidumbre y precariedad que parece tan natural entre los arquitectos.