La arquitectura contemporánea en contextos singulares como la costa gallega plantea desafíos que van más allá del diseño formal o funcional. En proyectos como el residencial Foxos en A Lanzada, Sanxenxo (Galicia, España), proyectado por Carbajo Barrios Arquitectos con paisajismo de Estudio Orza, la conjunción entre territorio, materialidad y sostenibilidad se convierte en un eje fundamental para responder a las exigencias actuales de la disciplina.
Esta obra explora cómo la materialidad en madera, especialmente los productos innovadores del mercado, contribuyen a fortalecer la propuesta arquitectónica y su relación con el paisaje, en un proyecto que integra tradición, tecnología y respeto ambiental.

El proyecto arquitectónico y el paisaje. Una integración orgánica y sensible
El proyecto residencial Foxos, llevado a cabo por Carbajo Barrios Arquitectos en la costa gallega, es un ejemplo claro de cómo la arquitectura contemporánea puede establecer un diálogo respetuoso y profundo con el paisaje y el contexto cultural. Situado en A Lanzada, Sanxenxo, el conjunto residencial se desarrolla en un terreno con fuertes pendientes y una topografía irregular, lo que plantea retos formales y constructivos específicos.

La concepción del proyecto nace de una voluntad inequívoca de respeto hacia el territorio, así lo expresan los proyectistas:
“Nuestra intención fue generar un espacio que no compitiera con el paisaje, sino que dialogase con él, reconociendo la singularidad del entorno y los valores culturales que este encierra”.
Este principio de integración se manifiesta no solo en la volumetría sino también en la materialidad y el diseño paisajístico. El Estudio Orza, responsable del tratamiento paisajístico, complementa esta visión al establecer una continuidad entre el edificio y el entorno natural, articulando un espacio exterior que se percibe como extensión del paisaje y que potencia las vistas y relaciones visuales con el litoral y las zonas verdes.

Una de las claves de este proyecto es la fragmentación del diseño, un recurso que Carbajo y Barrios consideran fundamental para responder a la complejidad del lugar.
“Una vez superado el conflicto que en un primer momento pueda generar que te propongan hacer un conjunto de viviendas en una zona de costa con pendientes y elementos de montaña; lo que nosotros intentamos fue que la construcción no se viese como un continuo o una repetición estandarizada, sino como una que se va adaptando a la pendiente y a la parcela”.
De esta manera, el proyecto evita la homogeneidad y la imposición formal típica de muchos desarrollos residenciales, apostando en cambio por un conjunto fragmentado que evoca la imagen tradicional de una aldea o un pequeño pueblo costero.
“Queríamos que el conjunto se vinculara a una imagen de agrupación de pequeñas viviendas, similares a las que históricamente se han ido configurando en la costa gallega, y no a un bloque de gran altura o una pieza aislada de carácter urbano”.
Esta decisión se refleja en la volumetría del proyecto, donde las alturas irregulares y los volúmenes escalonados responden directamente a la orografía del terreno, permitiendo que la construcción se mimetice con el paisaje y respete las líneas de cota y las pendientes naturales. El resultado es una composición equilibrada que se integra visualmente y en planta con el entorno, evitando rupturas abruptas y potenciando la percepción de un lugar que se ha ido conformando con el tiempo y el uso.
Por otro lado, el proyecto presta especial atención a la luz y a la orientación, buscando maximizar el aprovechamiento solar y las vistas hacia el mar y la naturaleza, a la vez que se protegen las viviendas de los vientos predominantes.

Finalmente, el paisaje se concibe no solo como un marco o contexto, sino como un componente activo que influye en el uso y la percepción del espacio. La colaboración con Estudio Orza permite generar conexiones fluidas entre el interior y el exterior, con recorridos peatonales, zonas ajardinadas y espacios comunes que potencian la calidad ambiental y la experiencia habitacional.
“El proyecto es, en definitiva, un ejercicio de humildad frente al lugar, donde la arquitectura se pliega a las condiciones del sitio para generar un hábitat respetuoso y sensible, lejos de la estandarización”.
Cómo la madera articula la propuesta arquitectónica
La elección de materiales es clave para dar forma a esta propuesta, especialmente de la madera, que adquiere un papel protagónico que trasciende su función estructural o decorativa. La elección de productos específicos como la fachada de madera de pino termotratada con perfil Combi Clip Thermopine, los suelos de madera natural y los tableros Fibracolour en variados colores, no son meros revestimientos sino elementos activos que refuerzan las intenciones proyectuales, responden a un planteamiento que busca potenciar la relación con el paisaje, la durabilidad y la sostenibilidad ambiental.

El uso de la madera Thermopine para la fachada responde a varios objetivos: por un lado, se busca una materialidad que aporte calidez y naturalidad, estableciendo un diálogo visual (luce un color gris que evoca a las bateas) y táctil con el paisaje circundante. Por otro, se prioriza la durabilidad y la respuesta frente a las condiciones climáticas propias de la costa gallega, donde la humedad y la exposición al viento son factores determinantes. Para ello se utiliza el perfil Combi Clip que permite una instalación eficiente y visualmente homogénea que favorece la ventilación de la fachada y evita condensaciones, factores críticos en zonas marítimas.
“La madera termotratada Thermopine aporta calidez y naturalidad al conjunto, además de garantizar una respuesta técnica adecuada a las condiciones del lugar”.
Los tableros Fibracolour, disponibles en una paleta cromática que remite a los tonos presentes en el paisaje local, se emplean en interiorismo y mobiliario, prolongando esa conexión con la naturaleza y reforzando la coherencia estética y ambiental. Además, su bajo impacto ambiental y su contribución a la calidad del aire interior responden a las crecientes demandas de sostenibilidad y salud en la edificación.

Finalmente, los suelos de madera maciza completan una materialidad que busca confort, naturalidad y coherencia con la arquitectura en madera exterior, generando espacios interiores cálidos y acogedores. Esta elección material es una extensión directa de la voluntad proyectual de respetar y mimetizar el hábitat con el territorio, como subrayan los propios arquitectos:
“La madera no es solo un acabado, es la piel que hace posible que el edificio respire y se integre”.
Certificaciones y compromiso ambiental, garantía de calidad y sostenibilidad
La incorporación de productos de madera con certificaciones de sostenibilidad y bajas emisiones es un aspecto central para garantizar que la propuesta arquitectónica sea responsable y duradera. Productos con certificaciones como FSC, CARB fase 2 o EPA TSCA Title VI aseguran que la madera proviene de bosques gestionados de manera sostenible y que su uso contribuye a un ambiente interior saludable.

Esta garantía certificada es imprescindible para proyectos que buscan no solo un impacto visual o funcional sino también un compromiso ambiental real, integrando criterios de economía circular y bajo impacto ecológico. Así, la arquitectura en madera en la costa gallega, lejos de ser una moda pasajera, se configura como una respuesta consciente a los retos actuales de la construcción sostenible.
Continuidad entre tradición, innovación y paisaje
La arquitectura en madera en la costa gallega no es un fenómeno reciente, sino un proceso que hunde sus raíces en la tradición constructiva y cultural de la región. Obras contemporáneas como la Casa Panchés de Arrokabe Arquitectos ejemplifican esta continuidad, donde la madera no solo es material, sino parte de una narrativa que conecta pasado, presente y futuro.
Más allá de la tipología residencial, la herencia constructiva local incluye referencias como el Astillero tradicional de carpintería de Ribera Ciprián de Fuertes Penedo, que demuestra la pericia y el conocimiento ancestral de la madera como recurso estratégico y cultural en la costa.

Este diálogo entre innovación y tradición, paisaje y técnica, materialidad y sostenibilidad, configura un panorama en el que la madera vuelve a ocupar un lugar central en la arquitectura gallega, mostrando que es posible proyectar con identidad, respeto y responsabilidad ambiental en territorios frágiles y ricos en patrimonio.