Las reflexiones arquitectónicas expresadas por Le Corbusier en L’espirit Nouveau entre 1918 y 1922, artículos que mayoritariamente se transcribieron a las páginas de Vers une architecture editado un año después, fueron plasmados por primera vez como hecho palpable en la construcción de la Villa Besnus. La modesta vivienda de Vaucresson, sirvió a Le Corbusier como un laboratorio de ensayo para dar forma construida al lenguaje que desarrollará durante los próximos 10 años en sus villas domésticas y que lo catapultó entre los arquitectos de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX.
La vivienda fue encomendada por George Besnus, impresionado por el vigor expresivo de la maqueta de la casa Citrohän, expuesta en el salón d’Automne de 1922. Besnus quería construir una pequeña Citrohän en su terreno, ubicado en las afueras de París, pero la gran diferencia de altura entre la calle y el interior y la forma irregular del terreno sugirieron a Le Corbusier otra idea.
La casa fue la oportunidad propicia para Le Corbusier de plasmar sus dibujos y maquetas en una obra concreta donde volcar todo el repertorio desarrollado hasta entonces. Lo hace sin omitir detalle, desplegando su capacidad para darle nuevos significados a elementos sustraídos de otra realidad, a partir de un compendio de criterios formales que lo acompañaran en la mayoría de sus obras tempranas.
Es en esta obra donde Le Corbusier esgrime por primera vez los elementos comunes de su obra purista, con el empleo de una cubierta plana para darle carácter cúbico al edificio, diseña aberturas basado en trazados reguladores que desarrolla a partir de su gusto por la geometría, utiliza un módulo proporcionado a la escala humana, construye las carpinterías con sencillos elementos utilizados habitualmente en edificios industriales, coloca las ventanas enrasadas al muro para acentuar la imagen de liviandad del volumen y da lugar a la planta libre, eliminando toda referencia decorativa en el edificio.
Este compilado de criterios resume todos los conceptos vertidos en esos años, y el resultado le estimula aún mas su interés por la arquitectura, que a partir de esta obra, pasara a ser su actividad primaria, sin abandonar jamás su pasión por la pintura.
Lamentablemente, años de intervenciones desaprensivas llevaron a la villa a un estado casi irreconocible, con el agregado de volúmenes en el frente y una modificación determinante en la cubierta. Sin embargo, el carácter plástico de la obra aún emerge tímidamente entre las agresiones constructivas, late subyacente entre los muros de la vivienda, que preserva en su espíritu dos componentes insustituibles: una voluntad y una idea.
“Nos hacen volver la espalda a un mero accidente, nos impulsan a sacrificar un detalle agradable, y nos obligan a buscar la unidad coherente. Debemos usar toda nuestra tierra al máximo y siempre dar cuenta de las dimensiones más amplias posibles. Se verá que en arquitectura que pueden participar en las especulaciones plásticas en la que – desde el punto de vista puramente plástico – nos puede hacer bien o mal.”
Le Corbusier ©FLC
Marcelo Gardinetti, Arquitecto
La Plata, Argentina. diciembre 2012
«Lamentablemente, años de intervenciones desaprensivas llevaron a la villa a un estado casi irreconocible,
con el agregado de volúmenes en el frente y una modificación
determinante en la cubierta. Sin embargo, el carácter plástico de la
obra aún emerge tímidamente entre las agresiones constructivas, late
subyacente entre los muros de la vivienda, que preserva en su espíritu
dos componentes insustituibles: una voluntad y una idea.»
Marcelo Gardinetti