Oportunidad es una palabra decididamente optimista, positiva, que nos remite a ese momento idóneo en el que todo es posible. Sin embargo, también presenta un lado oscuro al aliarse frecuentemente con el negativo concepto de crisis. Esta dualidad parece una condición indispensable para conseguir acotar el valor de la oportunidad como inversamente proporcional al de su crisis opuesta. En este sentido la propuesta de VAD no podría ser más relevante en un momento en que nos enfrentamos, como sociedad, a una de las mayores y más universales crisis que se recuerdan.
Ha habido numerosos ejemplos en arquitectura del éxito de la dialéctica crisis-oportunidad. La crisis que las teorías de Malthus podrían llegar a desencadenar motiva a Fuller para definir la Ephemeralization, una oportunidad para crear un mundo mejor y más solidario. Más generalmente, si aceptamos una visión lineal y, por tanto, simplificada, de la historia de la arquitectura de los dos últimos siglos, podemos comprender los movimientos que se suceden a lo largo de los mismos como consecuencia de esta mecánica dual. Así, la crisis de identidad del arquitecto, “expulsado” de la escuela de bellas artes, y enfrentado a la revolución tecnológica de la era postindustrial puede verse como el detonante del Movimiento Moderno. Modernidad cuyos principios, a su vez, entran en crisis durante la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, dando la oportunidad a la post-modernidad de aliar arquitectura y neoliberalismo. La arquitectura de los últimos años del siglo pasado es definida por numerosas posturas individuales, en oposición al nacimiento de grandes causas universales entre las que destacan la sostenibilidad y el feminismo.
A menudo, se han buscando rupturas en momentos de simple y necesaria reflexión, tan potente es la impresión de que, tras ellos, se encontrará la oportunidad definitiva. Pero, en realidad, cualquier desafío al umbral de la práctica arquitectónica habitual puede hacerla surgir esporádicamente. También hay muchos ejemplos de ello en la arquitectura de los dos últimos siglos. Seguramente fuese su encuentro en la oficina de Peter Behrens la que, años más tarde, motivó que Mies invitase a Le Corbusier a participar en la exposición de la Weissenhofsiedlung. La colaboración de Cedric Price con la directora de teatro Joan Littlewood para diseñar el Fun Palace, también abre una nueva etapa de colaboración multidisciplinar que ha enriquecido la práctica arquitectónica. Los propios procesos de participación, los Open buildings y, en general, cualquier binomio entre arquitectos, abierto o no a colaboraciones transdisciplinarias, puede representar una oportunidad de progreso y transformación.
En este número, VAD invita a debatir el concepto de oportunidad entendido tanto desde la descripción del evento mismo que resulta de ella como del momento propicio que la ha facilitado. Extendiendo sus límites, si es posible, a la superación del entorno del círculo de nosotros, para ayudarnos, quizás, a adivinar qué oportunidades esconde el contexto de crisis actual para la pan-humanidad.
Normas de envío.
Consulta el apartado ENVIOS para conocer el procedimiento a seguir para remitir la documentación.
Calendario.
Apertura recepción de artículos: 2 de febrero de 2021.
Fecha límite de recepción de artículos: 30 de abril de 2021.
Puedes consulta el calendario en el apartado AVISOS.
Web.
Toda la información en web.
Prólogo realizado por Beatriz Villanueva Cajide, miembro del consejo editorial.