La relación entre el entorno construido y la persona es un diálogo en el que ambas partes participan. La arquitectura, a través de espacio, luz, color, materialidad, temperatura, etc., produce una serie de sensaciones físicas y emocionales que la persona percibe. A su vez, los movimientos y comportamientos de la persona, o el uso del espacio y su comprensión, en definitiva, cómo entendemos ese entorno y reaccionamos a él, serán una respuesta humana que puede llegar a alterar el espacio físico.
Está comprobado que, por ejemplo, empleando un determinado cromatismo se puede producir una activación de la actividad mental, mientras que éstos mismos tonos mal empleados pueden provocar agotamiento cerebral. Los espacios que contienen piezas de arte y colores vivos puntualmente, pueden activar la creatividad, al igual que los ámbitos copados pueden producir saturación y estrés.
Si aplicamos estas premisas a la arquitectura de una oficina, donde las personas pasan una parte importante de su día a día enfocados en desarrollar una tarea, es fácil entender que concentración, equilibrio y claridad deben estar en balance con la creatividad, productividad y proactividad. Pero además, deben disfrutar el espacio. Este balance parecen haberlo entendido a la perfección la empresa de contabilidad Optifisk NV y los arquitectos RDVA que han proyectado su oficina en Herentals (Bélgica).
La oficina de Optifisk NV ocupa parte de la planta baja y el sótano de de un edificio situado entre las calles Augustijnenlaan y San Jobstraat diseñado por el mismo equipo de arquitectos. El edificio, con 3 oficinas en las plantas inferiores, 7 amplios apartamentos en los niveles 1 y 2, y un aparcamiento subterráneo, destaca en la manzana con 4 fachadas de gran potencia visual, diferenciando desde el exterior los usos domésticos y laborales a través de la elección material: hormigón visto a pie de calle modelado con una trama vertical, y lamas verticales de madera para las viviendas.
La vinculación directa de RDVA con ambos diseños hace que el proyecto de configuración interna de la oficina alcance una coherencia total con respecto a la totalidad del edificio. Su visión se alinea además con la del cliente, cuya premisa es crear una oficina clara y ordenada, de gran transparencia, donde expresividad, color y calidez tengan también cabida y doten a los diferentes espacios de personalidad y cercanía. El proyecto se sitúa entre el minimalismo y la expresión artística: los espacios llenos de serenidad gracias al tratamiento de la luz y el uso sabio de la madera, el blanco, el pavimento de roble y la transparencia de los espacios acristalados, se activan con piezas singulares de arte y diseño, incluido mobiliario, que les confiere carácter propio y facilita el reconocimiento y diferenciación de cada uno de ellos.
Para asegurar la iluminación de ambos niveles inferiores se abre un patio en uno de sus extremos al que la edificación se vuelca con grandes ventanales. Este patio está revestido con baldosas de travertino, hasta el borde de un estanque en el que se sitúa una de las piezas de arte. La reflexión de la luz en las blanquecinas paredes y el pavimento de piedra, sumado a los reflejos del agua, introduce la luz en el sótano, al tiempo que la escultura compuesta por troncos de madera superpuestos, de gran verticalidad e intenso rojo, acapara y unifica las visuales desde ambas plantas.
Esta necesidad de vincular la planta baja y la sótano es una intención constante, que se percibe en toda la gestualidad del proyecto de RDVA. El núcleo de comunicaciones, al que se suman también otros usos cerrados, como los aseos, por ejemplo, se convierte en una caja central de madera, elemento de referencia en ambos niveles. Más allá de esta caja central elaborada en roble todo son espacios abiertos por los que el movimiento es libre, o, en el caso de aquellos que requieren cierta independencia como el meeting room y los despachos principales, delimitados por paneles de vidrio transparente que permiten la fluidez visual sin saturar el espacio.
El resultado final, tanto del conjunto del edificio como del diseño del espacio interior de la oficina, es una construcción de una potencia visual importante, que al tiempo se muestra serena. El trabajo de diseño es multiescalar, se percibe tanto en la configuración general como en los pequeños detalles, con un trabajo muy cuidado del material. Todo está donde tiene que estar, en su justa medida, construyendo un diálogo entre usuarios y arquitectura totalmente equilibrado.
Obra: Oficinas centrales de Optifisk NV en Herentals
Emplazamiento: Herentals, Bélgica
Año: 2016
Equipo: RDVA. Rik De Vooght Architecten
Colaborador: Frans van Praet
Promotor: Vosselaars Bouwbedrijf bvba
Fotografía: Milena Villalba
Texto: Ana Asensio
Traducción castellano a inglés: Natalia Dalinkevicius
+ rdva.be