El 40% de los graduados en arquitectura europeos eligen o deciden no ejercer la profesión de arquitecto como tradicionalmente se conoce y apostar por otras formas añadir valor profesionalmente.
Son datos obtenidos de un estudio realizado a nivel europeo que demuestra lo que llevamos pensando y podíamos intuir hace tiempo, existe una enorme cantidad de grandes profesionales de la arquitectura que no encuentran ofertas de trabajo acordes a su nivel de estudio y expectativas profesionales.
Esta realidad lleva asociada dos términos cada vez más comentados y padecidos entre compañeros de la profesión: desilusión y frustración.
Es normal y totalmente lógico.
Cuando estudias y te preparas como profesional, esperas poder aportar tus conocimientos, tu pasión e ilusión en dicho sector.
Cuando desembarcas en el mundo laboral y compruebas la dificultad para conseguir un trabajo que colme todas esas expectativas alimentadas durante 5 o 6 años, el golpe de realidad es difícil de gestionar y asimilar.
Ahora bien, ¿Cómo podemos actuar ante esta realidad? ¿buscamos culpables o empezamos a cambiar nuestra mentalidad?
Y es que una vez comprobada la realidad del sector de la arquitectura y el diseño y asimilada la lógica desilusión y frustración, es hora de actuar.
Es momento de analizar la sociedad actual, el mercado laboral, las tendencias del sector y, desde nuestra experiencia y formación, encontrar la forma de sentirnos realizados aportando un beneficio o valor añadido al tejido empresarial existente y al resto de la sociedad.
Como expresan los arquitectos navarros Pereda Pérez la profesión del arquitecto se ha transformado y ensanchando.
Esta nueva realidad laboral lleva a cuestionarnos dónde se sitúan hoy los límites de la práctica profesional del arquitecto.
Cada vez resulta más difícil distinguir esos límites y cada vez menos sorprendente ver a arquitectos demostrando su talento y conocimiento en agencias de marketing y publicidad, ingenierías de energía renovable, empresas de creación de videojuegos o emprendiendo sus propias ideas de negocio, por citar algunos ejemplos.
Factores como la crisis económica que comenzó allá por el 2008 o el excesivo número de alumnos que salen cada año de las escuelas de arquitectura, han provocado algo realmente positivo para la profesión: la capacidad de adaptación y de imaginar nuevos caminos con los que seguir dando un servicio de calidad que contribuya de forma positiva a nuestra sociedad.
Existe un interesante proyecto de investigación: architectures afterlife. Este trabajo, entre otros aspectos, pretende identificar vínculos entre lo que se enseña en las universidades y escuelas de arquitectura y lo que demandan las empresas con el objetivo de detectar oportunidades que puedan beneficiar tanto a los alumnos en cuanto a sus posibilidades profesionales, como a las empresas a la hora de encontrar el talento que necesitan.
Actualmente un arquitecto tiene capacidad y formación suficiente para aportar en muchos ámbitos profesionales: diseño, construcción, sostenibilidad, creatividad, dirección de empresas, programación, desarrollo de negocio, comunicación…
Los arquitectos también navarros Vaillo + Irigaray expresan esta nueva realidad profesional la siguiente manera:
Estos perfiles que podíamos definir como “alternativos” son cada vez más demandados por las empresas ya que ofrecen unos conocimientos muy específicos y especializados difíciles de encontrar dentro del mercado laboral.
Afortunadamente, la formación del arquitecto nos permite aportar valor y conocimiento en muchos ámbitos profesionales relacionados o no con la arquitectura.
Sigamos abriendo caminos y demostrando lo que como arquitectos somos capaces de hacer.
Desde hace muchos años, desde que me gradué en 1977, las dificultades de trabajo se daban pues nuestra profesión, en mi país, era considerada elitista a tal punto que preferían en proyectos de vivienda contratar con un maestro o albañil pues les salía más barato, en empresas de diseño y construcción no había posibilidades pues siempre la demanda de arquitectos era mayor, de allí que tome la decisión de iniciarme de manera independiente como diseñador y constructor, pasando por cargos como gerente de una empresa de distribución de alimentos, de ahí que pasados 50 años, decidí especializarme en Gerencia de Proyectos, lo que me ha permitido aún a mi edad, pertenezco a una empresa muy importante y me desempeño como Director de Interventoria. Conozco muchos colegas vinculados a áreas propias de economía subsistiendo sin dejar de buscar oportunidades como Arquitectos, en conclusión prima la subsistencia, ahora desde hace pocos años la IA nos obliga a prepararnos para dar continuidad a nuestra vida profesional.!!!