En un entorno donde tanto los proyectos de arquitectura, como cualquier otra iniciativa empresarial, social o creativa tienen un claro carácter interdisciplinar, el proyecto INVERNADERO se presenta como una alternativa funcional o espacial que va más allá de un mero coworking.
Partiendo de que sus promotores somos sus primeros usuarios, trata de marcar el camino para incorporar a nivel de calle espacios heterogéneos que diluyan los límites de las competencias profesionales para generar oportunidades desde la cooperación y la flexibilización organizativa. Todo ello reutilizando el patrimonio abandonado del centro urbano para hibridar usos, conectar procesos y actividades y acortar las distancias entre agentes sociales y empresas favoreciendo una actividad económica más dinámica, rentable y sostenible.
En un mundo digital donde el acceso a la información, la conectividad de procesos y personas y la velocidad de transformación impactan sobre los modelos tradicionales de oficinas y estudios nos pareció necesario apostar por fórmulas más integradas y colaborativas, horizontales e intergeneracionales que faciliten todo tipo de experiencias y usos relacionados con la vida en el entorno laboral.
Desde tiempos de Tiberio los invernaderos se presentan como espacios donde la arquitectura se pone al servicio de la innovación y la investigación en procesos de producción. En el s.XIX sus grandes estructuras abovedadas de vidrio, metal y luz se abrieron además al público como lugares de encuentro y esparcimiento. La fusión de estos conceptos dentro de uno de esos espacios que la ciudad esconde en sus tripas, una antigua nave/taller de coches y un bar abandonados en el centro de Oviedo, nos ofreció la oportunidad de imaginar un nuevo marco de referencia para el desarrollo de nuestra propia actividad, como estudio de arquitectura, y junto a nosotros la de profesionales, entidades, grupos e iniciativas ciudadanas generando un hábitat de interrelaciones laborales y socioculturales dinámico y sostenible.
Planteamos el proyecto como un doble reto, por un lado, habilitar y recuperar uno de tantos bajos abandonados con un modelo de colaboración empresarial que se visibilice como una alternativa atractiva, viable y rentable y por otro, hacerlo sin ocultar su historia incorporando el tiempo como herramienta de diseño.
El primer paso consistió en mejorar la envolvente del local aislando por el exterior tanto los paramentos verticales como la bóveda de la nave, lo que nos permitía huir de trasdosados que ocultasen las descarnadas paredes interiores. Se eliminaron tabiquerías y compartimentaciones originales para forzar las conexiones visuales y de luz entre la calle y el fondo del local.
Dividimos la planta rectangular del local en tres partes: la primera y más inmediata a la calle pensada para salas y espacios de reunión de uso interno o externo, la central donde alrededor del núcleo de servicios (aseo, office) se ofrece, a modo de llar, la posibilidad de reunirse en torno a una charla, un café o una exposición y la final, bajo el ámbito abovedado del antiguo taller, planteada como un lugar donde la luz y el tiempo que bañan sus paredes inviten a trabajar, leer, pensar o celebrar en un recinto flexible con mesas para trabajo en abierto, boxes para reuniones o grabaciones y una biblioteca en altillo que puede transformarse en sala de descanso o plataforma para pinchar música.
En paralelo al presupuesto nos propusimos usar el menor número de materiales que, generando un entorno cálido y agradable, cediese todo el protagonismo a la actividad y los usuarios. La paleta se redujo a 5, el hormigón del solado como recuerdo del pasado industrial del taller, la madera de abeto en divisiones y mobiliario que permite un tacto cálido de las superficies, el vidrio como estrategia de cohesión y transparencia y la luz y el verde de las plantas naturales como factor de identidad y fuente de energía.
El resultado sobre todo es ilusión, el mayor de los motores de la actividad económica y humana que sí podemos alimentar.
Obra: Invernadero Cowork
Autor: F5 Proyectos y Arquitectura (Arquitectos: Juan Tomás Ortega García, Jorge Alonso Nicieza, Ignacio Cabal Palicio)
Colaboradores: Efraín Pérez del Barrio
Año: 2022
Emplazamiento: C/Santa Eulalia de Mérida 5, Oviedo, Asturias
Fotografías: Luis Díaz Díaz
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