Los Alfageme llegaron a Vigo procedentes de Asturias. Decidieron trasladar su fábrica de Candás a Vigo en 1873. Por aquel entonces en Vigo se comenzaba a desarrollar la industria conservera moderna, con envases de hojalata. En nuestra ciudad había una buena base en la que desarrollar la industria, ya que se encontraban los proveedores y la estructura comercial de exportación. Todo ello motivó el florecimiento de las empresas del sector.
Las grandes familias de la industria conservera vieron prosperar sus empresas y construyeron en esa época grandes edificios civiles con los que pretendían reflejar su poder económico. Buenos ejemplos de ello son el edificio Curbera, el edificio Barreras, el edificio Albo,…Sin embargo los Alfageme en vez de levantar un gran edificio de viviendas decidieron mantener la vieja tradición de los industriales del salazón y construyeron uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial con su vivienda familiar cerca de la entrada principal al recinto de la fábrica.
El proyecto de construcción fue realizado por el arquitecto vigués Manuel Gómez Román en 1928. El proyecto inicial fue ligeramente alterado debido a las nuevas necesidades de la empresa por lo que con la modificación el edificio gana el altura y su composición de fachadas se ve ligeramente alterada.Lo más destacable del edificio son sus dos fachadas de granito (una hacia Tomás Alonso y la otra hacia el mar), que contienen todo el esfuerzo compositivo, y destacan por ser iguales y simétricas. Se disponen tres cuerpos planos rematados por hastiales escalonados marcados por la linealidad de la moldura.
Salientar también el tratamiento de los huecos donde el arquitecto realiza una secuencia de aberturas verticales de dos plantas diferenciando ritmos en los tres cuerpos. El edificio supuso una inflexión en la arquitectura de Gómez Román, en ese momento de un estilo regionalista, dando muestra de las posibilidades de la piedra para edificar edificios industriales de gran belleza arquitectónica.
El catedrático Xoán Carmona ensalza el valor de este patrimonio, menoscabado por un urbanismo ajeno a la cultura industrial. Ante la posible desaparición del edificio de Tomás A. Alonso, Carmona recuerda que el museo más importante de Reikiavik (Islandia) es un inmueble similar, pero de categoría muy inferior. Junto a esta fábrica, sitúa otras como la Panificadora o la de Alonarti. «Queda poco del conjunto patrimonial» local pero «estamos a tiempo de conservarlo».
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