En la década de los años veinte Jenaro de la Fuente y Domínguez proyecta una serie de edificios de marcada influencia regionalista donde toma prestados elementos de la arquitectura popular gallega. Estos edificios, en su mayoría viviendas, fueron muy apreciados por la burguesía de la época. Pero además de viviendas también proyectó edificios institucionales y edificios industriales. Uno de ellos es el que construye en 1929 en la calle Jacinto Benavente esquina con la calle Paz: el edificio de la Fábrica de conservas Albo.
Jenaro de la Fuente proyecta un edificio que engaña al observador: por fuera presenta un aspecto noble (en claro homenaje al tradicional «pazo» gallego) y en su interior esconde una fábrica conservera. El edificio dispone de una serie de pabellones longitudinalmente desde Jacinto Benavente hasta el edificio de peritos. Presentan una cubierta de teja a dos aguas y una estructura metálica. Su fachada es de piedra tratada como si fuera para un edificio de viviendas. Las cubiertas se van escalando hasta terminar en un edificio de oficinas de mayor altura con su fachada principal orientada al norte. La fachada es simétrica y en ella el autor combina el estilo de la arquitectura popular gallega con elementos decorativos del barroco compostelano. Con esta fachada Jenaro de la Fuente consigue evitar cualquier referencia a un uso industrial.
[…]
leonardo