Una casa para ser disfrutada, con las necesidades propias de una sola persona donde poder desarrollar tanto las actividades de la vida diaria como dormir, trabajar, cocinar, descansar, hacer ejercicio, o relajarse leyendo y escuchando música, como recibir a familiares y amigos en un espacio renovado y contemporáneo.
La Intervención consiste en la reforma interior de una casa situada en la quinta planta de un edificio de viviendas construido en la década de 1950, para adaptarla a las necesidades de su nueva habitante. El edificio, ubicado en la esquina de una plaza, presenta una situación privilegiada por su buena orientación y las amplias vistas directas sobre el tridente de calles que confluyen en ella.
La distribución que presentaba la vivienda, con piezas situadas a ambos lados de un largo pasillo, parecía no ser adecuada para los deseos de vida contemporáneos. Decidimos demoler los tabiques interiores y renovarla en su totalidad para potenciar las necesidades vitales de la promotora y crear un espacio cómodo para vivir y trabajar. La zona de relación se traslada a la esquina bien orientada, donde un balcón abre profundas visuales sobre las calles, así como vistas laterales lejanas a un gran parque cercano. Los servicios y otras dependencias se vuelcan a un patio interior compartido con otras viviendas.
El programa funcional surge de la singular determinación por parte de la propietaria de que este fuese su traslado definitivo. Esto significaba por un lado la necesidad de disponer de un gran espacio para almacenar libros, ropa, vinilos, cuadros, enseres, así como objetos y recuerdos de toda una vida y por otro, la determinación de seleccionar y desprenderse de una parte de todo ello para reducir la zona de almacenamiento e iniciar una nueva etapa con menos ataduras físicas y emocionales.
Este aspecto vital, elemental en apariencia, se convierte en la motivación principal a la hora de iniciar el proyecto imprimiendo un estado de ánimo capaz de dar respuesta a la nueva forma de habitar que la promotora perseguía. Una casa para ser disfrutada, con las necesidades propias de una sola persona donde poder desarrollar tanto las actividades de la vida diaria como dormir, trabajar, cocinar, descansar, hacer ejercicio, o relajarse leyendo y escuchando música, como recibir a familiares y amigos en un espacio renovado y contemporáneo.
La intervención aprovecha la estructura preexistente manteniendo su diálogo con lo nuevo. Entre los pilares ligeramente escondidos, asoman cinco contenedores que albergan todo el ajuar propio del traslado, liberando un espacio único que puede utilizarse de modo polivalente. Las nuevas piezas flotan alrededor de los soportes y bajo las vigas colgadas, sin llegar a tocarlos.
Estas piezas de almacenamiento funcionan como filtro entre la zona de servicio y un único espacio compartimentado mediante paneles móviles que permite un uso flexible y adaptable a los diferentes usos que requiere de la nueva habitante. El conjunto resultante es la de un espacio fluido con una tensión tranquila entre intimidad y apertura.
Obra: Reforma de vivienda. Casa para una sola persona
Autor: Jose Manuel Martínez Rodríguez
Colaboradores: Andreea Chirila
Año: 2022
Superficie: 99,55 m²
Emplazamiento: Valladolid (España)
Fotografías: Pedro Iván Ramos Martín
+ josemanuelmartinez.es