Bienal de Arquitectura de Venecia
El 27 de mayo 2016, se inauguró la Bienal de Arquitectura de Venecia, uno de los eventos más importantes en el panorama arquitectónico. El título propuesto para dicha edición por Alejandro Aravena, actual premio Pritzker, es “Reporting from the front” (Informando desde el frente). Se pretende, de ese modo, reflejar una realidad contemporánea, la relativa a los paisajes de la crisis, de las periferias y de marginalidad. La muestra arroja una visión desde los límites de la disciplina y todo ello con la voluntad de poner al ciudadano en el primer plano de la realidad urbana. La reflexión aborda el modo en que la arquitectura puede dar respuesta a necesidades reales desde la colectividad, la proximidad y desde lo cotidiano.
El programa zaragozano estonoesunsolar
Las exposiciones se agrupan en torno a los diversos pabellones que cada país participante determina en torno al lema común. En esa ocasión, el programa zaragozano estonoesunsolar fue escogido por el pabellón de Italia, desarrollado bajo el lema “Taking Care. Progettare per il bene comune”. Dicha muestra plantea abordar dos objetivos. Por un lado, reforzar el carácter de la arquitectura como un servicio a la sociedad; por el otro, reivindicar su trascendencia en los procesos que se desarrollan en torno a la figura de los bienes comunes, entendidos paradójicamente como aquello que no es de nadie y es de todos a la vez.
Se trata de un proceso que aspira a poner en valor espacios de una ciudad desestructurada por la crisis. Periferias degradadas, solares abandonados, edificios inacabados o en desuso, áreas verdes marginales o espacios residuales son reinventados con tácticas que tienen en común el desencadenar procesos capaces de activar a una colectividad.
Estas tentativas surgidas en el contexto de la crisis financiera han aportado una alternativa innovadora en el tratamiento del paisaje cotidiano. Espacios relegados por la parálisis económica que deben ser reapropiados por la ciudadanía y reinsertados de nuevo en el ciclo vital de las ciudades a través de procesos participativos. Es indudable el carácter social de estos movimientos, que refuerzan los vínculos comunes y la interacción vecinal a través de propuestas que implican una responsabilidad directa de una comunidad. Para dotar de identidad a los lugares hay que desarrollar procesos que refuercen los anclajes del ciudadano con su territorio, acortando la distancia que se había establecido entre la ciudad y el ciudadano.
El pabellón de Italia
El pabellón de Italia escenifica estas cuestiones a través de diferentes proyectos: espacios culturales reinsertados en edificios abandonados en cuya construcción han participado los futuros usuarios, barrios degradados revitalizados mediante intervenciones artísticas, propuestas experimentales en centros de refugiados, parques urbanos autogestionados, paisajes marítimos realizados con elementos reciclados, reconversión de espacios industriales, invernaderos públicos flotantes, etc. Todos ellos presentan procesos innovadores en el proyecto o en la gestión y en los que la arquitectura ha proporcionado una respuesta a las necesidades reales de los ciudadanos. Conforman un conjunto de pequeñas acciones que han sido capaces de provocar una acción colectiva y de arrojar una mirada creativa a partir de las pequeñas cosas, de lo cotidiano.
Es en este contexto en el que se expone el proyecto de estonoesunsolar, creado por Patrizia Di Monte e Ignacio Grávalos, e impulsado por Zaragoza Vivienda en el año 2009. Desde entonces, ha desarrollado un modelo experimental e innovador de dar voz a los ciudadanos en la configuración de la ciudad contemporánea. El proyecto ha sido exportado en numerosos países que han dirigido su mirada hacia Zaragoza, una ciudad que siempre ha tenido una fuerte sensibilidad por la participación ciudadana.
Un proyecto innovador de estonoesunsolar en la periferia de Bolonia
Recientemente, estonoesunsolar ha desarrollado un proyecto innovador en la periferia de Bolonia, proyectando un parque con servicios públicos (cocina urbana, parkour, zona de juegos, huertos urbanos,…) que el Ayuntamiento ha cedido a varias asociaciones que sentían la necesidad de apropiarse de un territorio próximo para su cuidado y gestión. Esta intervención, reflexiona sobre los espacios colectivos, la figura del vivir en común, del cuidado de los bienes comunes, de la implicación y la relación del ciudadano con la Administración subscribiendo
”un pacto de colaboración”.
Las ciudades están en continua transformación. Precisamente por ello, las circunstancias del presente ya no son las mismas. El territorio de la crisis en cierto modo es fértil. En la actualidad se están ensayando nuevas estrategias para poner en valor todo aquello que ya está creado. La incertidumbre no permite vislumbrar claramente el futuro. Pero una cosa es cierta, cada vez más será necesaria una arquitectura sensible al lugar, a los ciudadanos y al medioambiente. Para ello resulta imprescindible experimentar nuevos modos de actuar y gestionar, entender la ciudad como un laboratorio. Porque la ciudad del futuro ya está creada. Sólo es necesario reprogramarla.
Ignacio Grávalos – Patrizia Di Monte. Arquitectos (estonoesunsolar)
Zaragoza-Venezia. Junio 2016