Nombrar al edificio como pabellón va más allá del común uso para todo inmueble aislado. Se apela a una forma de habitar que se experimenta como idilio con la naturaleza, desmaterializando la construcción hasta reducirla a puro control atmosférico, alcanzando la ilusión de exterior retenido.
La pérgola como propileo, sirve como tránsito de preparación, permitiendo en pocos metros pasar a unas condiciones ambientales opuestas a las de la trama urbana que deja atrás. También es un procedimiento para cercar protectoramente el jardín, como misterio escondido por una celosía. La tangencia entre el límite del pabellón y el espacio de espera en la parada de transporte público (autobuses), mejora el confort de los periodos de estancia.
El proyecto gira en torno al espacio público, como un vestíbulo urbano, como un pasaje social. Se enriquece la relación con su entorno, trabajando con la misma intensidad el edificio que la pérgola, la marquesina o el jardín. Se pretende introducir visualmente la vegetación en el interior y crear pequeñas estancias exteriores vinculadas entre sí.
A mediados de los 70, la plaza José Toubes Pego se remataba con una pérgola (proyectada por Andrés Fernández-Albalat) que servía de transición con el bullicio urbano. En los 80 Xosé Manuel Casabella construye una cubierta de vidrio que alberga un local de hostelería, al tiempo que permite el despacho directo hacia ámbito cubierto del pasaje. La nueva intervención requiere una máxima reutilización de lo existente, a la vez que una mínima intervención material propicie un cambio en la percepción y utilización del inmueble en sus alrededores. El criterio de eficiencia energética será uno de los mayores retos a resolver, ya que la dominante superficie acristalada mostraba la riqueza de posibilidades de una intensa relación visual de los usos con el parque, pero ofrecía un inaceptable rendimiento ambiental, con problemas de control climático y de escala para las nuevas actividades a incorporar. La construcción se concibe a partir de una materialidad natural y sostenible, utilizando cedro, linóleo y tableros de fibras o virutas de madera.
El proyecto tiene vocación urbana y, por ello, se desarrolla en tres bandas paralelas relacionadas entre sí pero que pueden funcionar independientemente: la del parque con su vegetación, la de la pérgola con su pasaje y la de la calle con la marquesina. Con todo, hay una intención clara por casi hacer desaparecer el pabellón.
Los espacios toman como referencia el tipo escénico (teatro-estudio) con una actitud que trasciende a la división entre productor y usuario. El tamaño posibilita prestar idéntico rendimiento tanto para representaciones como para el proceso de creación de las mismas (seminarios, residencias, talleres…). La condición escénica contiene también la cualidad de mostrar la actividad social interior como linterna que puede alimentar y reforzar la percepción de los jardines como espacio habitable. Si bien las dos salas tienen similares prestaciones técnicas, la diferente posición con respecto al terreno permite enriquecer su idoneidad en cuanto a los accesos, al esparcimiento de la actividad en el exterior o al control de la iluminación natural.
Este espacio juvenil es a la ciudad del estado de bienestar lo que la calle y la plaza fueron a la ciudad comunal y supone dar reconocimiento a esa dimensión informal de la socialización.
El papel social de un centro cívico debe ofrecer herramientas que faciliten la autonomía y la libertad del tejido social de la ciudad. Cuando hablamos de los jóvenes se observa que, en numerosas ocasiones, la vida urbana se orienta en franjas de edad (pequeños, mayores y, por supuesto, adultos) que marginan u olvidan ese período entre los 12 y los 30 años.
Existe la necesidad de escuchar las ideas de la juventud para impulsar sus capacidades y talento. El objetivo es promover hábitos saludables en el tiempo libre y fomentar la participación activa en la vida diaria de la ciudad.
De este modo se hacen más permeables las condiciones de uso para que puedan atender a necesidades colectivas más líquidas, expandiendo la concepción de equipamiento, al desenvolver fórmulas híbridas en donde un equipo de dinamización gestiona los espacios o acompaña a los grupos para organizar actividades por iniciativa propia. En palabras de Pierre Dardot y Christian Laval, “lo común” será lo que garantice la universalidad del acceso a los servicios mediante la participación directa de los usuarios en su gestión.
Así, el parque dispone de un equipamiento abierto todos los días del año en donde desarrollar actividades lúdicas, deportivas o culturales, tanto en el interior del pabellón, como en el espacio público exterior. Además, la incorporación en el proyecto de la zona de espera del bus urbano en uno de los nodos mejor comunicados de la ciudad, resuelve el problema de la movilidad y permite que su influencia trascienda a otros barrios.
Obra: Espacio juvenil en la plaza José Toubes Pego
Autores: LCG arquitectura (Fernando Eiroa Lorenzo, Jorge García Anta)
Ubicación de la obra: Plaza José Toubes Pego 15006 A Coruña (España)
Año: 2021
Superficie: 358,29 m2 (edificación) + 292,14 m2 (urbanización)
Construcción: DESARROLLA OBRAS Y SERVICIOS, S.L.
Colaborador: Rafael Calvo Ruso
Arquitecto Técnico: Antonio Blanco Alzueta
Cálculo estructural: Juan Manuel Ferreiro Oliva
Cálculo instalaciones: Laura Rey Rico
Fotografía: Héctor Santos-Díez
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