La directora de esta entidad, Pepa Cassinello, fue la encargada de inaugurar la exposición Eduardo Torroja. Propuestas para la bahía de Cádiz, 1927-1928, en en el el Colegio de Arquitectos de Cádiz con una conferencia en la que no sólo resaltó El audaz ingenio de Eduardo Torroja, sino la faceta más humana y modesta, el compromiso social de un ingeniero de personalidad arrolladora y tremendamente solidaria y constructiva.
Así lo contaba Cassinello, que destacó las razones por las que Torroja es un referente internacional para todas las generaciones, por
«un modelo de pensamiento muy especial, claro, dirigido a la innovación y lo racional, y con una labor social detrás tremenda».
También incidió en su labor en la transmisión de pensamientos, los que legó en su libro Razón y ser, sobre estructuras
«escrito por uno de los grandes ingenieros con tal generosidad que todos entienden».
Otro rasgo de su generosidad son las marquesinas que le hacía y que no están registradas para los cines a Sánchez Esteve.
La relevancia social de la Fundación Torroja es otro de los puntos que señaló, al hilo del Instituto que creó el ingeniero para ver qué pasaba en el mundo.
«Empezó una labor que incluso absorbió el propio Consejo Superior de Investigaciones Científicos, con la que ayudó, formó a obreros para racionalizar la construcción y dio apoyo a todas las empresas que quisieron hacer una patente. De hecho, las entrañas de los edificios de España están llena de patentes nacidas gracias a su apoyo para construir mejor».