La posición de la casa la marca el brote de granito.
Una gran masa de piedra estaba esperándonos abajo, lo que hizo replantearnos todo el proyecto para dejarnos guiar por ese nuevo elemento que apareció en escena.
Así, la edificación se posa ligeramente sobre esa base pétrea, una vivienda compacta por necesidad que sólo se ve vulnerada con la hendidura que la entrada le produce para siempre cuidar esa llegada al hogar.
El subsuelo nos ha dado la indicación del nivel y serán las impactantes vistas hacia los bosques de Oia los que nos diga cómo orientarnos.
De tal manera que planteamos una vivienda deliberadamente opaca en tres fachadas, mostrando un cierto grado de autismo y ausencia respecto a los vecinos.
Un pequeño preámbulo de entrada, con un hermoso arce y rodeado de madera, nos recibe. Contrastando la dura imagen que pueda dar la vivienda en su lejanía para moldearse a la recepción del que llega.
El recibidor, previo acercamiento a una fachada que nos ha tapado las vistas, nos devuelve toda la rotundidad de las mismas, ahora ya desde dentro podemos disfrutar del paisaje desde esa posición elevada que nos ha mandado tener el subsuelo.
Esa hendidura nos permite generar hacia un lado un espacio independiente del resto de la vivienda que será el dormitorio principal, un lugar que busca tener ese carácter de ausencia con respecto al resto de la casa.
Una zona de día abierta mezcla sus usos y, como el resto de la vivienda, usa los bosques del fondo como telón de esos usos. Dos habitaciones más completan el programa de la vivienda. Estas habitaciones que tienen también entrada directa del exterior nos traslada a la fachada la segunda afección sobre la caja neutra.
La fachada norte cambia y se convierte en la ventana longitudinal que la vista nos parecía requerir.
Una pequeña piscina en microcemento color terroso busca alejar la clorada imagen de las piscinas azules y recordar más a los estanques casi verdosos que se generan en la tierra.
Obra: Casa Maceira
Autores: Castroferro Arquitectos [María González Ferro+Jordi Castro Andrade]
Arquitectos Colaboradores: Joana Covelo Alonso, Jacobo Pérez Castiñeiras, Alba Teiga Guzmán, Laura Vázquez Seoane
Fotógrafo: Héctor Santos-Díez
Año: Mayo 2019
Ubicación: Figueiró, Tomiño, Galicia, España
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