La casa de tierra se localiza en un municipio de poco más de cien habitantes, lugar paradigmático del éxodo rural de los años 60-70 y del término España vacía o vaciada.
El proyecto es consecuencia directa del programa de necesidades y su contexto: una vivienda-taller en Tierra de Campos, una llanura desarbolada en la meseta castellanoleonesa, de clima extremo y seco.
La arquitectura tradicional popular de la comarca se basa en el ladrillo de adobe o tierra cruda, ya que la tierra y la paja son prácticamente las únicas materias primas locales. A estas se suma el barro cocido (tejas, ladrillos, baldosas, etc.) y la madera. Todas ellas conforman un paisaje característico, donde los palomares son unas de las construcciones más representativas.
La construcción con ladrillos de adobe supone un impacto ambiental mínimo; la materia prima puede encontrarse en el terreno, no requiere de cocción para su fabricación, y se puede reintegrar directamente en la naturaleza tras su deconstrucción.
La vivienda, habitada de manera permanente, debía ofrecer un gran confort climático, generando el menor impacto ambiental. Por ello, se escoge el ladrillo de adobe procedente de una adobera próxima, como material de construcción protagonista. El resto de elementos, sin ser de producción local, mantienen el criterio de contar con un bajo impacto ambiental.
Aunque el ladrillo de adobe es un elemento fuertemente vinculado a la identidad y la cultura de la zona, su uso en obras de nueva planta a día de hoy es prácticamente inexistente.
En esta propuesta, los materiales tradicionales se adaptan a procesos constructivos y a modos de habitar actuales. El resultado es un único volumen completamente integrado en el paisaje que recoge un interior diáfano de gran sinceridad constructiva.
Se trata de una edificación de planta rectangular organizada en cuatro crujías paralelas de este a oeste. La fachada norte, alineada a la calle, cuenta con oberturas asimétricas de menor dimensión, obteniendo una apariencia semejante a las construcciones tradicionales de la zona. La distribución del espacio interior se vuelca hacia la fachada sur, donde presenta las oberturas de mayores dimensiones que actúan como captadores solares durante el invierno y que se protegen con persianas de madera y con una pérgola con enredaderas de hoja caduca durante el verano.
Para la construcción de los muros de carga se han utilizado adobes en formato de 33x15x10cm, fabricados a menos de 40 kilómetros de la obra. Sobre estos muros, y con el soporte de tres pilares centrales de madera laminada, se apoyan las vigas de madera laminada que conforman los pórticos inclinados que reciben el forjado de la cubierta. La cubierta a dos aguas se compone de un panel sándwich de madera y aislamiento de corcho y de tejas de barro curvas reutilizadas, cuya pátina permite la integración absoluta del volumen en el panorama urbano de la localidad.
Los muros están revestidos con placas de ocho centímetros de corcho como aislamiento en su cara exterior, a modo de SATE.
Aunque el trullado es el revoco tradicional de la zona a base de barro mezclado con paja, en esta ocasión, la vivienda ha sido revocada con una mezcla de mortero de cal y paja para una mayor durabilidad. La cal, a diferencia del cemento, tiene unas propiedades de transpirabilidad y absortividad parecidas a la tierra, aportando una resistencia idónea para paredes exteriores.
Toda la carpintería es de madera, localizando persianas enrollables en las oberturas de la fachada sur como protectores solares.
En la distribución interior se han llevado a cabo las compartimentaciones indispensables a través de tabiques ligeros, compuestos de un armazón a base de listones de madera vistos, aislante de manta de algodón reciclado y tableros de madera de Densidad Media (DM). El tercio superior sustituye los tableros de madera por planchas de policarbonato para aligerar la perspectiva interior y aprovechar al máximo la luz natural en todo el espacio.
El adobe se mantiene visto en su cara interior, a excepción de las estancias dotadas de instalaciones húmedas, donde los muros de carga exteriores se trasdosan con el mismo sistema de la tabiquería y se alicatan en su totalidad.
La vivienda, de calificación energética A, no requiere de sistemas refrigeración, la inercia de los materiales utilizados y el correcto aislamiento de toda la envolvente han permitido que esta mantenga temperaturas constantes de entre los 22 y los 24º durante el último periodo estival en el cual se han registrado temperaturas de hasta los 40,5ºC.
En invierno, debido a las condiciones climáticas extremas de la zona, la vivienda requiere de un aporte de calefacción. Para tal fin se ha incorporado la instalación de un suelo radiante, cuya forma de calentar se asemeja a las glorias, el sistema de calefacción tradicional de la zona, un sistema de chimeneas subterráneas que calientan la vivienda desde el suelo.
En resumen, el proyecto de la casa de tierra parte de la premisa de diseñar una obra de nueva planta con el menor impacto ambiental posible y completamente vinculada a la cultura de su contexto a través de la selección de materiales.
Obra: Casa de Tierra
Autor: Lara Fuster Prieto
Año finalización: 2022
Superficie Construida: 142,8 m2
Ubicación: Boadilla de Rioseco, Palencia (España)
Cliente: Privado
Arquitecto/a técnico: Ana Gordillo (Bioconstruible)
Fotografía: Milena Villalba
+ hederahedera.com