En este collage de ficciones en las que la ciudad y sus habitantes son los protagonistas se esconde el registro de los conflictos urbanos asociados al modelo socioeconómico de una época. De igual manera, sus desenlaces proyectan un abanico de soluciones sólo limitadas por la imaginación.
Quizás podamos apreciar el cine de ficción por sus revelaciones documentales, y otorgar nuevas resonancias y significados a este sugerente orden narrativo.
Ficción Inmobiliaria es un proyecto audiovisual de investigación sin ánimo de lucro con intenciones artísticas, didácticas y/o críticas.
Esta trilogía de documentales recopila materiales encontrados en películas de ficción donde las problemáticas asociadas a la cuestión de la vivienda (especulación inmobiliaria, procesos de gentrificación y consecuencias de la globalización en la ciudad contemporánea) aparecen en la trama principal o con cierta relevancia en su línea narrativa.
La tercera y definitiva entrega de Ficción Inmobiliaria comienza su andadura como un viaje en coche. Vehículos que se deslizan hacia las ciudades contemporáneas norteamericanas atravesando zonas rurales e industriales olvidadas. De esta forma se presentan en Detroit los vampiros protagonistas de Only Lovers Left Alive. Ambos personajes, representando al arquetipo hípster actual, sienten una poderosa atracción estética por las mediáticas ruinas de Detroit, ciudad que sufrió un proceso de abandono tras el cierre definitivo de las fábricas Ford que allí se encontraban: “Algún día este lugar florecerá”. Y florecerá a buen seguro bajo iniciativas reales como Write a House, que desde 2013 está creando residencias gratuitas para atraer artistas y escritores a dicha ciudad. En el mismo viaje, y muy cercano a Detroit, se encuentra el lugar donde suceden la trama de Lost River y la urbanización donde Clint Eastwood rodó Gran Torino, que nos sirve para poner en pantalla la segregación social a través de los problemas entre vecinos locales e inmigrantes.
Llegamos sobre ruedas a la ciudad de Los Ángeles: los protagonistas de Inherent Vice hacen un perfecto resumen de “la larga y triste historia del desarrollo urbano de Los Ángeles”, nombrando varios procesos de gentrificación como el acontecido en Bunker Hill, que desplazó a la población india nativa para construir el Music Center o la expulsión de familias mexicanas en la Zona del barrio latino de Echo Park para levantar el estadio de los Dodgers.
También en la Costa Oeste se encuentra San Francisco, lugar donde transcurre Sister Act 2, secuela en la que Whoopi Goldberg tratará de evitar el cierre de la Escuela parroquial Saint Francis a través de la música. Algo más al norte toparemos con la ciudad de Portland, de donde son originarios los dos personajes de Old Joy. En su viaje en coche nos relatan “el final de una era” producido por los cambios en la calle Ankeny (antiguas tiendas de discos convertidas en modernos bares de batidos). Desde la década de los 2000, muchos distritos de Portland (como St. Johns o Kenton) están siendo estudiados por el desplazamiento de la población más vulnerable y en especial inmigrantes de raza negra.
Saltamos al otro extremo de los EEUU para visitar New York (arrasada en 1953 por el monstruo de The Beast from 20,000 Fathoms), ciudad indispensable en la historia del cine, en la historia del urbanismo neoliberal y en la historia del urbanismo neoliberal en el cine. Beat Street se estrenó en 1984 como un símbolo de la cultura Hip Hop y en su metraje podemos ver las calles de Queens en un claro estado de abandono y degradación, algo que durante los últimos años ha cambiado con una fuerte transformación del lugar con la llegada de artistas, nuevos vecinos y promotoras inmobiliarias al barrio de Ridgewood, antes marcado con el estigma de la peligrosidad y ahora con la etiqueta de “El nuevo Brooklyn”, aplicada por el New York Times. Llegando por fin a la isla de Manhattan nos detendremos en el East Village, donde Joe´s Apartment (que en España fue comercializada como El Cuchitril de Joe) nos muestra algunos cómicos intentos de resistencia y alternativas ciudadanas a través de la creación de huertos urbanos. En los años 80, en el East Village, igual que en el Lower East Side, se produjeron importantes transformaciones mediante la revalorización de la zona después de la llegada de artistas que venían precisamente desplazados del SoHo. Quizás al SoHo se refiere el nombre del nuevo barrio de moda en la serie South Park, denominado “Sodo Sopa” planteado como un lugar histórico, de moda y pintoresco a la vez, con el mejor ocio nocturno y con la posibilidad de disfrutar de la autenticidad de sus vecinos.
Frente a New York, al otro lado del río Hudson, encontramos la ciudad de New Jersey, que sirve como escenario para filmar -y rebobinar, por favor- la película Be Kind Rewind en el barrio de Hackensack (El videoclub se sitúa en la calle Passaic), zona que -junto al distrito de Hoboken– está entre las más codiciadas debido a su buena comunicación con la isla de Manhattan. Los protagonistas tratan de evitar –al parecer sin éxito- la demolición del edificio donde se desarrolla la historia mediante actividades culturales, en concreto creando una película entre todos los vecinos sobre la importancia de la memoria barrial ya que allí nació el conocido (y ficticio) músico de Jazz Fats Wale. Cerca de New York y New Jersey, en el puerto de Baltimore (lugar de nacimiento e investigación del geógrafo David Harvey), descubriremos como las mafias traficantes de drogas blanquean el dinero a través de la inversión inmobiliaria en la zona portuaria. Algo planteado en la ficción de la serie The Wire que ocurre en la realidad con procesos de desplazamiento como en el distrito Canton (con el reciclado de antiguos edificios industriales en viviendas) y la llamada Gold Coast por su potencial como reurbanización de lujo.
Y antes de dejar EEUU nos desplazaremos (voluntariamente) a la zona sur del país, primeramente a Miami (Florida) donde también a través de la cultura del flashmob y un cínico activismo, los jóvenes de Step Up Revolution también tratarán de evitar la expulsión de los habitantes de la zona del puerto para construir hoteles de lujo y tiendas de diseño. Cabe recordar un caso extremo de la misma ciudad, el barrio de Wynwood, donde las promotoras inmobiliarias han conseguido aumentar los precios de la zona y desplazar a numerosas familias de puertorriqueños a través de contratar y abrir galerías para artistas urbanos. En la misma costa de Palm Beach se desarrolla Empire of the Ants, donde hormigas gigantes se darán un festín con la llegada de compradores de terrenos ¿urbanizables? en la paradisíaca zona de Belle Glade. Así llegamos a New Orleans, donde la serie Treme nos relata los procesos de gentrificación acontecidos en la zona tras el huracán Katrina que produjo un éxodo de población en favor de perfiles sociales de clase media y media-alta. Quizá una de las familias afectadas es la protagonista de 99 Homes, acosada por un especulador de una empresa de fondos buitre.
En México DF, metrópoli sufridora también de conocidos desastres naturales y coincidiendo con el terremoto que cambió totalmente el paradigma urbano, político y cultural de la ciudad, se rodó en 1984 El Rey de la Vecindad, cuya historia transcurre en la vecindad de la calle Leandro Valle, actualmente ocupada por el Centro Cultural del México Contemporáneo, no siendo por tanto muy ficticia la expulsión vecinal que se nos plantea en la película.
También encontramos interesantes tramas en el cine latinoamericano como en la argentina Luna de Avellaneda (rodada precisamente en el ya revalorizado Barrio de San Telmo que, como Puerto Madero, sufre en la actualidad las consecuencias de la gentrificación) o los barrios marginales de Santiago retratados en la película chilena Caluga o Menta.
Gracias al cine español asistiremos a varios retratos de la urbanización masiva de las costas del mediterráneo, con multitud de aberraciones inmobiliarias que protagonizan películas como Huevos de Oro y 5 Metros Cuadrados (ambas desarrolladas en la provincia de Alicante) o el famoso capitulo “No nos moverán” de la serie Verano Azul, donde sus protagonistas lucharán, una vez más con la música por bandera, contra oscuros planes urbanísticos sobre las costas de Málaga. También la ciudad de Madrid aporta interesantes narrativas en Historias de Madrid, donde, como en Ficción Inmobiliaria 1 y 2, volveremos a asistir a los problemas de la escasez de vivienda en los años 50 en la capital tras la llegada masiva de población desde el resto de provincias. Una situación que contrasta con la situación actual donde se calculan más de 300.000 viviendas vacías sólo en dicha ciudad.
Desde Francia llegó en 2014 una nueva película de animación 3D basada en los comics de Astérix y Obélix, paradigma de la resistencia de la aldea gala contra el imperialismo de la Roma del César. Astérix: Le domaine des dieux nos plantea una trama en la que los galos tendrán que luchar contra los planes inmobiliarios del emperador romano con la idea de construir La Residencia de los Dioses.
Vittorio De Sica, que vuelve a repetir presencia en la saga Ficción Inmobiliaria, trata el tema de los barrios autoconstruídos en Il Tetto, en la que un matrimonio recurrirá a la construcción ilegal de su casa en el barrio romano de Prenestino, controlado ya por las fuerzas policiales por miedo a que dichas viviendas prohibidas por la ley “lleguen a este paso hasta la Piazza Colonna”.
Y terminamos en Asia. El norte de la Rusia oriental, en concreto la fría zona de Teriberka, aparece en Leviathan como un lugar donde el poder político se corrompe una vez más para despojar a un hombre de su casa y poder disponer de nuevos terrenos. En Seul, Corea del Sur, los protagonistas de Pietà nos cuentan como desaparecerá su barrio para construir rascacielos en la zona. Kim ki-duk rodó esta película en la zona de Cheonggyecheon, que en la década de los 2000 inició la construcción de un parque de 6 kilómetros de largo siguiendo el curso del rio desde el distrito de negocios Gwanghwamun hasta el encuentro con el río Jungnang Cheon, un proyecto que se realizó sin ninguna consulta pública y desplazó a miles de vecinos y comerciantes del distrito.
Las problemáticas entre poblaciones inmigrantes regresan en la japonesa World Apartment Horror, donde Katsuhiro Ōtomo plantea un edificio de apartamentos lleno de fantasmas que aterrorizan a los yakuza que pretenden expulsar del edificio a inmigrantes chinos, taiwaneses y pakistaníes.
Con esta tercera parte damos por cerrada la trilogía Ficción Inmobiliaria. Un epílogo que mantiene la aspiración utópica de que el final de esta saga tenga su reflejo último en los escenarios habitacionales del mundo real.