El director Alexander Kluge ha descrito su asistencia a una conferencia del, según Kluge, «inquieto observador cultural y arquitecto», Rem Koolhaas. El evento ocurrió en la gran sala de la Universidad de Munich, donde se habían reunido para oírle mil personas… Koolhaas habló en inglés, despacio, situado en un lado y lejos del micrófono.
El tema central de la disertación, según Kluge, fue la «felicidad ciega» de la que el cine ofrece sólo un indicio.
El arquitecto dijo que los medios de comunicación
«son juzgados mejor usando criterios arquitectónicos porque sus sentimientos están siempre buscando habitaciones, cuevas o casas en los cuales ellos pueden aparcarse a sí mismos. El tema no es el juicio del gusto de los espectadores, sino más su habituación (de hábito). Si por ejemplo se sienten en el hogar».
Tras este «profundo» pensamiento arquitectónico-cinematográfico, Kluge escribe que
«los oyentes se recompensaron a si mismos por sus esfuerzos por escuchar, lo que habían logrado en condiciones difíciles, con un entusiasta aplauso».
Sin embargo, la reflexión más valiosa la hace el propio cineasta
«algunos de los más imaginativos edificios del siglo XX eran de hecho cines. No eran edificios de mármol, madera y piedra, sino las mismas películas como edificios las cuales eran el acontecimiento artístico ofreciendo la esperanza que el cine puede no sólo satisfacer las necesidades de 1902, sino también (a pesar del fallecimiento de los cines) del siglo XXI»
y Kluge concluye que deberíamos ser capaces de poder visualizar
«innovadores lugares de entretenimiento futuros que «de alguna manera» tengan algo que hacer con la imagen en movimiento (y así también con el sonido en movimiento)».
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, diciembre 2008
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad