¿Por qué escribimos? | Cristina García-Rosales

1
6828
Fotografía: Cristina García-Rosales

Es una pregunta que todos nos hemos hecho, los que escribimos más a menudo y los que garabatean unas notas íntimas en una hoja de papel. Los críticos, los periodistas, los escritores, historiadores, blogueros, arquitectos y filósofos. Los que son remunerados por el hecho de escribir y los que -casi siempre- lo hacemos sin cobrar. ¿Por qué? ¿Qué es lo que nos motiva a utilizar garabatos llamados letras que se unen conformando palabras y éstas, a su vez, frases? Las frases, como todos sabemos, forman pensamientos y textos. Ya sea por medio del ordenador, a mano, con pluma, boli, lápiz o con máquina de escribir. ¿Por qué? ¿Cúal es el motivo? ¿Qué pretendemos?

La respuesta me la dio un escritor amigo que hace tiempo no veo y que desde aquí le mando un abrazo. Escribimos, me dijo, para que nos quieran. Así de sencillo.

Podemos escribir de arquitectura, los arquitectos. De cine, poesía, historia o filosofía…. los que entienden sobre estas materias. Podemos escribir de política o de ciencia, de psicología, arte, sobre las nuevas tecnologías, de costura o de cocina. Podemos intentar desmembrar los intrincados vericuetos del ser humano en su relación con el otro, analizar por qué estamos aquí o relacionar a los hombres y a las mujeres en un intento vano de descubrir sus diferencias, similitudes y/o discrepancias. Podemos extasiarnos en el mundo onírico de los sueños  -donde la realidad demasiadas veces se confunde con el deseo- o vagar sin equipaje por distintos países jamás visitados, países que nuestra imaginación es capaz de describir como si hubiéramos estado allí.

Y sobre todo, podemos fabular, contar historias, pretender hacer literatura, inventar personajes, hacer reír, sonreír  e -incluso- llorar o emocionar. Conmover, extasiar, hacer pensar, hacer que el lector se identifique con lo que estamos diciendo y -por medio de nuestros escritos- sea feliz durante un rato o, por contra, sumirlo en un mayúsculo enfado que le haga pensar en contestarnos o en matarnos. Que también ocurre.

Vuelvo a lo mismo, escribimos para que nos reconozcan, nos consideren, nos aplaudan y sobre todo nos quieran, como ya he dicho. Necesitamos al «otro», aquel distinto a uno para reflejarnos en sus ojos y que este espejo nos ayude a descubrir quienes somos.

Escribo para ti, sobre todo, lector amigo y es por ello que necesito que me leas. Así, sin apenas imágenes, susurrándote al oído, agradeciendo tu compañía, animándote a que no me abandones, presagiándote nuevas entradas que te hagan reflexionar. Dicéndote al oído, muy quedo: estoy aquí, no me he ido, yo también te quiero…

Cristina García-Rosales. arquitecta
madrid. agosto 2012

0 0 votos
Article Rating
Suscribirse
Notificarme
guest
1 Comment
Los más recientes
Los más viejos Los más votados
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios
Ve Redes
Ve Redes
13 years ago

Ethel Baraona Pohl
Nosotros escribimos porque habitamos ese «pequeño infierno comfortable» del que habla Cortázar. Nuestro breve texto acerca de este tema aquí [pp. 37 «my masochism»]: http://issuu.com/cityvisionmag/docs/cityvision_mag_6/37