En la década del 20 hubo dos grandes concursos donde las nuevas ideas que flotaban en Europa se pusieron a prueba: el Concurso del Chicago Tribune (1922) en Chicago y el concurso para el Palacio de la Sociedad de las Naciones (1927) en Ginebra. En ambos, grandes resoluciones de los maestros modernos cayeron frente a las posiciones más conservadoras; en el caso suizo, empujadas en parte por Victor Horta. Le Corbusier se preocupó por publicar la propuesta enviada, que es digna de un análisis pormenorizado.
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Martín Lisnovsky