El arquitecto Vicenç Mulet ha terminado recientemente un proyecto residencial en su isla natal, Mallorca. Conocedor de las particularidades del lugar, Mulet ha diseñado una casa que rinde homenaje a la construcción mediterránea y mallorquina. Ca n’Uli es una casa diseñada a escala humana, un espacio íntimo, de apariencia deliberadamente austera y, sobre todo, fácil de habitar. Desde fuera se aprecia la simplicidad de las líneas y una solución precisa para mantener la privacidad. Dentro, las estancias se conectan como un solo espacio en torno a un patio central. El color verde de las puertas, típico de las construcciones de la zona, aviva los tonos neutros de la casa y contagia de un plácido bienestar.
La construcción se encuentra en una antigua urbanización al norte de la isla de Mallorca.
El cliente de esta casa, un empresario que ya residía en la zona, cuenta con una gran cultura arquitectónica, por lo que ha participado activamente en la concepción y construcción de la vivienda, respetando las decisiones del arquitecto.
El proceso de diseño se inicia a partir de dos premisas: la austeridad y la gestión de la privacidad del espacio.
Desde fuera solo se percibe un muro con una gran portassa mallorquina (portalón) que puede permanecer abierta hacia la calle si se desea y que provee la intimidad deseada. Ya dentro, los muros actúan como un reloj de sol, proyectando sombras que dan a la casa un aspecto diferente según la hora del día.
En la ejecución y construcción, que firma el proyecto ejecutivo el joven arquitecto Miquel Serra de Negreta Arquitectura, se ha puesto una especial atención en el diseño de detalles constructivos que dotan a la vivienda de las líneas muy puras.
El arquitecto Vicenç Mulet sugirió la idea de proyectar una casa patio típica del mediterráneo, que no solo iba a resolver la cuestión de la intimidad, sino que además permitiría adecuar la temperatura de los interiores en todas las épocas del año.
La vivienda se proyecta a partir de una geometría contundente: un solar cuadrado perfecto de 21m x 21m. La proporción áurea está detrás de todas las medidas que escalan esta casa de 110 m2. Se trata de un proyecto pensado a escala humana, que responde al deseo de vivirlo con sencillez sin las complicaciones de mantenimiento de una casa grande.
El patio, también cuadrado, distribuye las dependencias. Durante el verano, los grandes cristales se esconden en los muros. La pieza de habitación principal y el salón están abiertos hacia el patio y el jardín, diluyendo los límites entre el interior y el exterior. De este modo, todo forma parte de un mismo espacio continuo.
Las carpinterías metálicas de mínima perfilería se escamotean en los muros perfectamente. Los techos vistos de vigas se han realizado con hormigón blanco y paneles Viroc. En el interior del patio se encuentran los elementos básicos: la alberca enmarcada en piedra calcaría tipo Zarci con un pequeño surtidor (guiño al arquitecto Carlo Scarpa), el parral de cañizo y la morera. Bajo la sombra del parral se ha colocado una mesa con una Lamp It del estudio Twobo.
Además, abriendo la casa al espacio central y a los jardines laterales, se favorece la circulación cruzada de los vientos, el Terral (de Tierra a Mar) y la Marinada (de Mar a Tierra) refrescando la casa en periodos de calor. También se ha incrementado la altura del techo del salón hasta 3.80m, generando con ello un aumento del espacio para disipar mejor el calor en verano.
La elección de los materiales se ha realizado buscando la armonía y el carácter sobrio demandado por el cliente. La elección de los colores y las texturas dotan a la casa de una personalidad propia que emana paz. El pavimento continuo se ha realizado a partir del hormigón de nivelación resultando un terrazo muy resistente y práctico.
El pavimento del suelo del patio, perfectamente nivelado al resolverse con un suelo flotante, es de piedra calcárea tipo Zarci, la misma que reviste los muros y se adentra en la alberca.
En este conjunto de aspecto austero destaca el color verde de las grandes persianas correderas. Se trata de un tono típico de las viviendas locales de Mallorca, y esta elección se ha tratado como un elemento arquitectónico más. En la cocina se ha usado también este tono para el mobiliario, en armonía con el juego cromático de verdes en las baldosas de la firma WOW de la encimera y un tono gris cemento para el suelo. Las botellas de cristal y la aceitera son de Gordiola, y los mecanismos de Jung.
En el salón, mesa y sillas de Vitra. Encima, una clásica lámpara Frisbi, diseño de Achille Castiglioni. En este espacio se han integrado algunos elementos en color rojo que contrastan con el resto de tonos, como la chaise longue junto a la chimenea. Sobre la consola verde, lámpara Ginger de Marset, y junto al sofá, una lámpara Trípode de Santa & Cole. En la habitación principal, dos lámparas Tolomeo de Artemide a ambos lados de la cama.
Fuera de la casa el color verde sigue reinando, con un proyecto de paisajismo a cargo de Pere Bennàssar. Para el jardín se seleccionaron plantas autóctonas con mata para construir muros vegetales. En la parte delantera se sitúan plantas de hoja delgada y larga que se mecen con el viento. El jardín se complementa con una escultura diseñada por el propio arquitecto Vicenç Mulet y realizada en láminas de plancha rojas curvadas que se inspiran en el movimiento de las praderas marinas de posidonia.
Mulet ha diseñado la casa con un estilo personal influenciado por algunos de sus referentes favoritos: el pabellón de Barcelona de Mies Van Der Rohe, la arquitectura de Luis Barragán, la tradición del impluvium romano, los cubos blancos de Alberto Campo Baeza y las referencias a la arquitectura local.
Obra: Vivienda Ca n’Uli
Emplazamiento: Son Serra de Marina, Mallorca
Autor: Vicenç Mulet
Colaboradores: Miquel Serra (Negreta Arquitectura), Pere Bennàssar (paisajismo)
Fotografía: José Hevia
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