Resiliencia es la palabra de moda. Probablemente sea cosa de la pandemia, el cambio climático, los fenómenos naturales excesivos… La RAE la define como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
El sustantivo más usado en los últimos dos años se aplica a conceptos mucho más allá de las personas, entre ellos, a la aspiración del modelo de crecimiento económico de una Unión Europea que sueña con el futuro de un entorno más sostenible y duradero.
Y ahí entran en juego las grandes urbes, uno de los principales desencadenantes del cambio climático. Según datos de ONU Hábitat, a pesar de ocupar menos del 2% de la superficie terrestre, las ciudades consumen casi el 80% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los edificios, que dan cabida a una población que no para de crecer impulsada por el éxodo rural, son el factor que explica este sobreconsumo de combustibles fósiles que trae de cabeza a los gobiernos de medio mundo por sus efectos inflacionistas y por su coste político y ambiental.
El aumento incesante de la temperatura, la proliferación de los fenómenos meteorológicos extremos, la carestía de la energía y la necesidad imperiosa de contener las emisiones de carbono se conjugan para aplicar soluciones de urgencia en la edificación, tanto en las nuevas construcciones como en un parque de viviendas viejo y anticuado.
No en vano, los fondos europeos contemplan ayudas de 3.240 millones de euros para la rehabilitación en busca de soluciones de durabilidad, aislamiento y respeto medioambiental tras constatar que los edificios son responsables de gran parte de este consumo energético y emisiones contaminantes de las ciudades.
Según un estudio de Idealista, solo en España la mitad de las viviendas tiene más de 40 años, con construcciones en las que la fuga de frío o calor es una constante.
En este entorno en el que es necesario adaptarse a las temperaturas, las grandes ciudades sufren adicionalmente lo que se denomina efecto isla de calor, con temperaturas mucho más altas que en zonas rurales por la actividad urbana y la densidad de la población.
En una ciudad resiliente, el correcto aislamiento de los edificios es una de las principales herramientas para abordar esta solución urgente pensando en el futuro y en el bienestar del conjunto de la sociedad.
La legislación urbanística avanza a marchas forzadas en la obligatoriedad del uso de materiales sostenibles y eficientes y en la certificación energética de unos edificios que forman parte esencial del progreso.
Desde AGACER, la Asociación Gallega de Ceramistas, junto a Hispalyt, Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, ponemos en valor la sostenibilidad de los materiales cerámicos a través de la campaña “Cerámica es Sostenibilidad”.
Nuestra apuesta inequívoca por soluciones y productos con materiales cerámicos parece demostrar su idoneidad más que nunca. El sector cerámico español no solo es uno de los mayores productores europeos sino también una referencia para otros países en innovación y tecnología industrial gracias a las inversiones en I+D+i que nos sitúan en la vanguardia normativa y de esa resiliencia tan buscada.
El aislamiento acústico y térmico, el ahorro energético, la durabilidad y la protección contra incendios son los elementos que definen nuestra familia de productos cerámicos, desde el adoquín cerámico a los forjados, pasando por el ladrillo, tabiques y muros, tableros y, cómo no, tejas, ese elemento milenario que tanto ha aportado a la historia.
Todo ello, con materiales respetuosos con el medioambiente, al ser fabricados íntegramente con materiales naturales y ecológicos. Y con un elemento adicional, nada despreciable en momentos de hiperinflación e incertidumbre económica: el ahorro. Menores costes de instalación, mayor resistencia y un aislamiento óptimo para reducir unas facturas ecológicas y monetarias disparadas por el aire acondicionado o la calefacción que empleamos en climatizar nuestros hogares.
La Asociación Gallega de Ceramistas (AGACER) desarrolla la campaña “Cerámica es Sostenibilidad” con la colaboración de la Vicepresidencia Primeira e Consellería de Economía, Industria e Innovación de la Xunta de Galicia, cuyo objetivo es dar a conocer las razones por las que los materiales cerámicos de construcción son social, económica y medioambientalmente sostenibles.