El título de esta artículo no se refiere a los espectáculos domésticos que estoy estudiando en estos días, ni a documentales sobre arquitectura, sino a rodajes de largometrajes de ficción en los hogares de cineastas. Surge porque el otro día viendo El gran Buster, recordé que Keaton había sido el protagonista de Parlor, Bedroom and Bath, titulada horrorosamente en España como Pobre Tenorio, dirigida por Edward Sedgwick,y filmada en 1930 en la villa que cinco años antes le había encargado al arquitecto Gene Verge Sr. para él, su mujer Natalie Talmadge y sus hijos.
No recuerdo ahora muchas películas que se hayan rodado en las casas de los propios cineastas, salvo Faces filmada en la vivienda de su director John Cassavetes y su protagonista Gena Rowlands, y Five dirigida Arch Oboler en el estupendo edificio que le encargó a Frank Lloyd Wright y al que en esta película posapocalíptica no le sacó demasiado partido.
Volviendo a la película de Keaton, en The Filmgoer’ Annual de 1932 hay una información sobre ella cuando su título iba a ser Romeo in Pyjamas:
«Los aficionados al cine que sienten curiosidad por ver cómo es el hogar de una famosa estrella de cine estarán interesados en ver a Buster Keaton en casa en Romeo in Pyjamas. Cuando se planeó la película, se buscó una mansión con jardines en terrazas y una piscina. Buster Keaton rápidamente ofreció su propia casa, de modo que cuando comenzó la producción, tuvo la experiencia única de levantarse por la mañana, desayunar y luego salir a su jardín para ir a trabajar. La casa de Keaton, los jardines de Keaton, la piscina de Keaton y el perro de Keaton, Elmer, están todos bien visibles en Romeo in Pyjamas.»
Esta visión idílica no era cierta, en 1930 Keaton llevaba dos años contratado por la Metro Goldwyn Mayer haciendo películas que no le gustaban y que eran mucho peores que las rodadas con su propia compañía, había ganado muchísimo dinero, pero su mujer había gastado mucho más, por lo que estaba teniendo problemas de liquidez, su mansión también se usó para rodar el cortometraje Running Hollywood, dirigido por Charles Lamont en 1932 y, según el IMDb en Stepping Out, dirigida por Charles Reisner en 1931 y producida también por la MGM, posiblemente Keaton alquilaba su propia casa a las productoras. De hecho, en 1932 se divorció de Natalie y ella se quedó con la villa pero pronto tuvo que venderla para pagar las deudas.
Keaton llamaba a su casa La villa italiana, tenía dos plantas en forma de X cada uno de los cuerpos de los brazos de la X de la planta superior estaba ocupado por las habitaciones personales de Buster y Natalie que así permanecían alejados y con accesos independientes que les permitían salir y entrar sin ser vistos por sus cónyuges.
Dando hacia el jardín había una gran escalinata con sesenta escalones que llegaba hasta una piscina y que normalmente era la imagen que más se divulgó del edificio.
En el plano inicial de Parlor, Bedroom and Bath se puede ver esa piscina desde arriba y la primera secuencia transcurre alrededor de ella.
Reggie Irving (Keaton) trabaja pegando carteles en la calle, ve los jardines de mansión desde el exterior, por encima de su valla y se queda tan asombrado, que al cruzar la calzada lo atropella el novio de la hija del dueño de la mansión y lo lleva a la casa para que lo curen, el protagonista no es rico y no hubiera podido acceder al interior sin este accidente, una broma al ser el propio hogar de Keaton, pero que fue premonitoria, porque cuando muchos años después pidió permiso para enseñar su antigua propiedad a su nueva mujer, Pamela Mason, la esposa de James Mason, que la había comprado, le impidió entrar.
En la película, también se ven las fachadas laterales del edificio en unas secuencias en las que Keaton hace algunas acrobacias, así como parte de las terrazas y jardines.
La diferencia entre rodar en un interior natural y en la propia casa es el conocimiento perfecto que se tiene del segundo al ser el espacio de la vida cotidiana y también la pérdida de intimidad, que ya se mencionaba en la anterior entrada dedicada a los youtubers. En el documental Buster Keaton & the Italian Villa, dirigido por Jack Dragga en 2005, hay una frase atribuida a Louise Brooks:
«Toda la vida de Buster entonces era una película. Su casa era un decorado, la piscina era un decorado, la barbacoa era un decorado.»
Lo real y la ficción se unían hasta el punto que era inevitable que la casa se convirtiera en un espacio escenográfico.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, enero 2020
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad