Casualmente he encontrado unos programas titulados Autorretrato, que emitió rtve en dos etapas, en 1984 y 1985, dirigidos por José Luis Jover y en los que Pablo LIzcano entrevistaba a personas conocidas en aquella época. La primera de todas fue Olvido Gara, y a partir de ahí intervinieron personas de profesiones muy variadas, como actores, cómicos, deportistas, cantantes, economistas, empresarios, escritores, médicos, músicos, periodistas, políticos, pintores, toreros y directores de cine, entre los que se pueden ver en este momento a Almodóvar, Berlanga y Borau; además hay programas dedicados a arquitectos, a Miguel Fisac (1984) y Ricardo Bofill (1985), dos personas y dos profesionales muy diferentes entre sí, por lo que es interesante comprara sus intervenciones.
El primero tenía setenta y un años, ya había realizado casi toda su obra, aunque aún le faltaba construir algunos edificios, en esos años y hasta su muerte en 2006, se dedicó a escribir y recibió varios y merecidos homenajes.
En Autorretrato parece estar en su estudio, con estanterías llenas de libros y muchas carpetas desperdigadas por las mesas, está lleno de plantas y tiene unas cristaleras a través de las que se ve el paisaje, Fisac y Lizcano están sentados delante de una mesa de madera y el arquitecto va vestido con una chaqueta canela, confeccionada con un tejido Príncipe de Gales, una corbata rojiza y una camisa amarillenta, su entorno y su ropa tienen colores cálidos y naturales, que transmiten cercanía.
Bofill en 1985 tenía cuarenta y seis años y estaba en pleno auge profesional, construyendo grandes complejos residenciales en Francia, con fachadas llenas de cornisas, columnas y capiteles, que aparecen en películas como Las noches de la luna llena y Brazil, estrenadas en 1984 y 1965, cuando se emitió Autorretrato de Bofill.
Desgraciadamente en la segunda etapa de este programa, los diálogos ya no se celebraban en las casas o lugares de trabajo de los entrevistados, sino en un único decorado, con el entrevistador y el entrevistado sentados en un sofá blanco curvo, colocado alrededor de una mesa circular también blanca y con un fondo totalmente negro, Bofill que se autodenomina como «uno de los inventores de la posmodernidad», va vestido con un traje oscuro, con una chaqueta con las mangas demasiado cortas, corbata también oscura y camisa blanca, con un aspecto formal y casi fúnebre. Frente al color, la naturalidad y la alegría que transmite el programa sobre Fisac, el de Bofill es todo lo contrario, serio y hasta triste.
La actitud de los dos arquitectos también es completamente diferente, al final de los programas, en un apartado denominado «Muy personal», a los entrevistados se les hacía una encuesta con preguntas muy parecidas, entre ellas las siguientes:
«¿Usted tiene un alto concepto de sí mismo?».
Fisac: «Siendo bajito, sería ridículo que tuviera un concepto alto».
Bofill: «Intento, intento estructurar al máximo mi personalidad, influirla para tenerlo».
«¿Cuál es la obra humana que más admira usted?».
Fisac: «La ciudad, pero no solamente su concepción arquitectónica, sino sobre todo como espacio para que vivan y convivan los hombres»..
Bofill: «Las pirámides de Egipto».
«¿Cuál es la obra humana que más deplora?».
Ambos: «La guerra».
«¿Qué arquitecto le hubiera gustado ser?».
Fisac: «Isidoro de Mileto, que es el arquitecto de Santa Sofía de Constantinopla».
Bofill: «Un científico, quizás».
«¿Cuál es sueño favorito».
Fisac: «Que me encarguen muchos proyectos».
Bofill: «Pasar a la historia».
«¿En qué o en quién le hubiera gustaría reencarnarse».
Fisac: «En una alondra, que es el pájaro de la libertad».
Bofill: «En Leonardo da Vinci».
«¿Podría formular un profundo deseo?».
Fisac: «Formular un íntimo deseo, siempre es una cosa ridícula para los demás y yo diría, sin embargo, aun exponiéndome a hacer el ridículo, que me gustaría tener sentido del humor».
Bofill: «Que los estudiantes estudien mis obras dentro de trescientos cincuenta años».
Como se puede comprobar, Bofill tenía unos sueños de grandeza de los que carecía Fisac, de todos modos, lo importante de un arquitecto son sus obras y no se sabe qué sucederá dentro de los tres siglos y medio, mencionados por Bofill, ni siquiera si quedará alguna edificación de estos profesionales o incluso de cualquier otro.
Los Autorretratos se pueden encontrar en los enlaces que surgen «pinchando» sobre los nombres de los arquitectos Fisac y Bofill.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, octubre 2021