Catedral de Coventry, al norte de Londres, cerca de Birmingham
El otro día fui con un amigo, otro arquitecto español, a la ciudad de Coventry, al norte de Londres, cerca de Birmingham. Es una ciudad pequeña. En un parque hay un «memorial» a los caídos de la guerra del 14, luego dedicado también a los de la del 39, y que es bonito, como una maqueta muy grande de un rascacielos escalonado. Una guía dirigida por Pevsner dice que es de estilo «soviético», pero no es verdad. Si se quiere algo así, hay que decir que es de estilo estadounidense.
Coventry fue prácticamente destruido en la segunda guerra mundial, pues era un lugar con fábricas de armamento y fue arrasado por la aviación alemana. De la catedral gótica, quedó una torre y la mayor parte de las paredes. En los años 50 hicieron un concurso, que ganó Basil Urwin Spence, para reconstruir la catedral. Fue un concurso famoso, recuerdo que se publicó en la revista Arquitectura, la de Madrid, y que hubo allí una cierta discusión crítica acerca de la solución.
Catedral de Coventry, un concurso famoso
Basil Spence había nacido en Bombay, India, en 1907, pero era hijo de escoceses. Se fue a estudiar la High School a Edinburgh y allí hizo después arquitectura en el College of Art. Realizó las prácticas profesionales en London, nada menos que en la oficina de Edwin Lutyens. Lutyens estaba entonces ocupado con los proyectos de New Delhi, y Spence trabajó, de hecho, en el de la Viceroy House, la obra maestra de Lutyens en la India.
Spence acabó la carrera en Edinburgh y tomó contacto con la arquitectura moderna hacia 1934, a través de algunas casas unifamiliares racionalistas y un proyecto de garaje. Años después, en 1939, marchó a la guerra europea como oficial, y se licenció de Mayor (Comandante), un grado bastante alto.
En cuanto a la Catedral de Coventry, la propuesta de conservar y consolidar las ruinas de la catedral vieja y de que este espacio, ahora abierto, hiciera las veces de atrio de una catedral nueva, no era de Spence, sino de las propias bases del concurso. En realidad procedía de una propuesta de 1944 hecha por Giles Gilbert Scott, que también hizo el anteproyecto de una catedral nueva, suavemente gótica en el exterior y más moderna interiormente, pero que no se aceptó.
Giles Gilbert Scott, hijo y nieto de arquitectos, era un profesional de alto nivel y prestigio, nacido hacia 1880. Ecléctico, como corresponde a su edad, y moderno después. Siendo muy joven ganó el concurso para construir la catedral de Liverpool, y la hizo en un afortunado neogótico. Hizo trabajos famosos, muy conocidos, como el diseño de la cabina roja de teléfonos inglesa, y las dos grandes centrales eléctricas londinenses, la de Batersea (la de las custro chimeneas) y la Bankside Station, que es la que hoy aloja la Tate Modern, enfrente de la Catedral de St. Paul.
Estas cosas dan suficiente idea de lo interesante que era profesionalmente. Pero su prestigio no fue suficiente, pues se quería que se hiciese un importante concurso, aunque solo fue nacional.
Basil Spence y su concurso de la Catedral de Coventry
Basil Spence hizo el proyecto para el concurso de la Catedral de Coventry de un modo muy afortunado. Otros concursantes hacían cosas académicas, neogóticas incluso, o modernas, algo tímidas y rígidas. También hubo dos proyectos estrepitosamente modernos, uno de Alison y Peter Smithson y otro de Colin St. John Wilson. Pero sólo Spence acertó con algo tan moderno como matizado e intencionado para el lugar, y ello tanto en el exterior como en el interior. No extraña nada que su propuesta se impusiera fácilmente a ojos del jurado.
La Catedral propuesta, y luego construida, es una nave bastante alargada, que forma 45º con la ruina antigua, tal y como invitaba el terreno, y que se une a ella con la mediación de un gran pórtico. El cerramiento externo de la nave es en zig-zag, haciendo que paños hacia el sur sean las entradas de luz mediante vidrieras, y consiguiendo con ello un volumen atractivo, emparentaso con el expresionismo. El pórtico, que en el concurso era más bajo, y que después se elevó a la altura completa de la catedral, se encarga tanto de la unión física como del contraste figurativo, bastante afortunado, con la fábrica gótica.
El interior es un espacio de 3 naves a la misma altura, realizado con soportes cruciformes de acero recubiertos con hormigón armado y una estructura superior de vigas en los dos sentidos, y con variaciones tanto en altura como en planta. Ello supone una sutil, indirecta e interesante analogía con el gótico. En síntesis, es una catedral muy bella y solo por verla merece la pena visitar la ciudad.
Después de verla y de comer en un pub, volvimos en tren hacia las 4 de la tarde. La visita, sugerida por el prof. Adrian Forty, había sido una propuesta de Manuel López, el arquitecto valenciano que estaba haciendo el máster en la Bartlett School, que yo acepté contento y que he agradecido mucho.