En el campo de la arquitectura la década de los años 60 es un auténtico bullicio de ideas, de utópicas propuestas y de talento centrado en mejorar el mundo. Es fascinante observar como en muchas partes del mundo simultáneamente, la energía se desborda y la implicación de cientos de profesionales en la construcción de una nueva visión y una nueva voz, estructura una autentica telaraña de postulados revolucionarios.
Estas nuevas consignas celebran el fin de un Movimiento Moderno excesivamente rígido, convertido ya en un cadáver exquisito, y apuestan por la apertura a nuevas inquietudes intelectuales parejas a los movimientos contraculturales que surgen como corriente por doquier. Las profundas transformaciones de nuevos modelos de pensamiento y un cierto ruido de fondo que supone una re-visita a Marx en lo sociológico y a la experimentación hedonista de la vida en lo sensual, generan un estado de excitación permanente.
Todas las nuevas teorías, todas las nuevas ideas, todas las nuevas utopías, suponen una gasolina de altísimo octanaje que debe encontrar una salida, una voz. En la década de los 60 y bien entrado los 70 se produce una auténtica explosión editorial de decenas de nuevas publicaciones y antiguas cabeceras refundadas. Alrededor de los actores protagonistas de la época, de las escuelas de arquitectura, cerca de algunos despachos influyentes, surgen iniciativas editoriales de altísima ambición y magra economía la mayor de las veces. Aún así la flor y nata del pensamiento y la acción arquitectónica se involucra en múltiples iniciativas que tienen como objetivo común, construir la nueva voz de un nuevo mundo en proceso de invención.
El papel de esta nueva voz cristalizada en las Little magazines1es doble: por un lado constituyen el lugar desde el cual reformular ideas, provocar reflexiones, ejercer influencia. La mayoría de los arquitectos protagonistas de los 60 son muy jóvenes, sin despacho y sin obra, sus ideas son la mayor de las veces inconstruibles. Solamente les queda vehicular toda esa energía en el mundo editorial y a ello se lanzan desesperadamente.
Por otro lado estas revistas constituyen una auténtica correa de transmisión de las nuevas ideas. Rápidamente estas publicaciones corren de mano en mano por universidades, despachos y otras editoriales. Unas revistas referencian a otras de manera que esta nueva voz, convulsa, fragmentada, múltiple, irreverente e insolente se extiende rápidamente por toda Europa, Estados Unidos y Japón y más tarde incluso más allá.
Hay una cierta sensación de emergencia, no solamente en reformular postulados de cabo a rabo sino en comunicar y hacer visibles estos.
«¡Fiu! ¡Ñiu! ¡Brum! ¡Tachán!… por no decir preparados, listos, ¡ya!, aunque a veces lo parece. Estos efectos acústicos son los que produce la erupción de revistas contestatarias y contraculturales de arquitectura. El papel cuché y las frías publicaciones científicas ya no son los únicos que cortejan a la arquitectura, solemne reina madre de las artes. Ahora le levantan las faldas y le desabrochan el canesú unas recién llegadas irreverentes que son –y cómo no– retóricas, “in”, moralizantes, con faltas de ortografía, improvisadoras, descaradas, de formatos divertidos, exclusivistas, con tendencias artísticas pero totalmente alucinadas con imágenes de ciencia ficción de una arquitectura alternativa que sería perfectamente posible el día de mañana si el Universo y, sobre todo, la Ley de la Gravedad estuvieran organizados de otra forma».2
Ciertamente Reyner Banham parece poseído por una alucinación cuando en 1966 escribe este texto en Zoom Wave Hits Architecture, New Society.3
El fenómeno de las Little magazines constituye un movimiento arquitectónico en si mismo según Banham, al que llama underground architectural protest magazine.4 El consenso en estas revistas, siendo las más populares, Archigram, Megascope y Clip-Kit, era que la profesión estaba en plena crisis. Estos thinking architects5según Hadas Steiner estaban de acuerdo en que no había más opción que disentir vivamente de la seguridad que les ofrecía el movimiento moderno y cuestionarse la restrictiva capa de la planificación urbana bidimensional.6 El cambio de una tecnología industrial a una tecnología compleja reinterpretaba los estándares existentes de lo que eran zonas de trabajo, ocio, transporte y vivienda, nunca del todo adecuados y claramente insuficientes. Así la investigación de nuevos principios durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial iban en la línea de perseguir una idea, un nuevo sentido de lo vernáculo, algo que pueda estar al servicio de cápsulas espaciales, ordenadores y lanzar paquetes de la era atómico-electrónica7propugnaba Warren Chalk, unos de los miembros relevantes del grupo Archigram.
Otro aspecto importante relacionado con la explosión de las Little magazines fue el cambio tecnológico de las técnicas de impresión; Dennis Crompton, integrante del consejo de redacción de Archigram entre 1963 y 1970 lo aclara diciendo:
«…hay algo muy importante en el mundo de la edición o en cualquier otro: de qué tecnología se dispone. Lo que ocurrió en la transición entre los años cincuenta y los años sesenta es que la litografía offset se hizo accesible a todo el mundo como un medio rápido y general, comparado con la tipografía, que requiere máquinas profesionales, industriales, porque en la tipografía todos los caracteres se componen con regletas metálicas individuales, independientemente de si es composición en frío, en caliente o cualquier otro sistema, en tanto que la litografía offset te permite coger y reproducir textos manuscritos o escritos a máquina, croquis, dibujos, de todo. Por consiguiente, las Little magazines no fueron posibles hasta que no lo fue también la tecnología de impresión adecuada».8
Hoy la tecnología de la industria editorial ha dado también un vuelco brutal. Del offset a lo digital, y creo que la potencia del medio, de su tecnología, no ha generado un salto cualitativo paralelo. Parece que el equilibrio entre la tecnología y la reflexión, ha acabado rompiendo una ecuación delicada. O quizás es que no llegamos a ver la ingente producción de contenidos arquitectónicos que hay en la red. Lo dejo como una duda…
En todo caso, si que vale apuntar a una actitud, la de los años 60, que ante una crisis de identidad cultural de la arquitectura, reacciona con una explosión de creatividad y optimismo.
Quizás simplemente es eso lo que diferencia esa época de la actual, el modelo reactivo ante una situación de cambio.
Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, Mayo 2014
Notas:
1 Tomo aquí el nombre Little Magazine de la exposición Montar/Grapar/Plegar; La Arquitectura Radical de las Little Magazines 196X-197X, celebrada en el Disseny Hub Barcelona en Abril y Mayo del 2009. La transcripción de los contenidos de la misma (vídeo e información contextual) ha sido la base fundamental para este post. Debo agradecer la ayuda inestimable de Carmina Borbonet del Disseny Hub Barcelona que hizo posible que pudiera acceder a toda la información necesaria.
2 Exposición citada, 2009.
3 BANHAM, Reyner, Zoom Wave Hits Architecture, Revista New Society, vol 7, núm. 179, Londres, Marzo 1966, reeditado en BANHAM, Reyner, Design by Choice, Penny Sparke, Londres, 1981, p. 65.
4 Op. Cit., BANHAM, 1966. p. 21. Revistas underground de protesta arquitectónica sería una traducción literal pero ajustada al contenido.
5 STEINER, Hadas, “off the map” artículo #11 en Non-Plan; Essays on freedom participation and change in modern architecture and urbanism, HUGHES J., SADLER S. (ed), Architectural Press, Oxford, 2000, p. 126.
6 Parafraseado la conferencia de Reyner Banham Statement of intention and aim impartida durante la International Dialogue in Experimental Architecture IDEA, Folkestone, 1966 incluida en Clip-Kit. 1966. …the constrain of the single layer, two dimensional urban plan.
7 Escrito para la exposición Living City de 1963 y más tarde publicado en Archigram núm. 4, Londres, 1964, p. 6 “we are in pursuit of an idea, a new vernacular, something to stand alongside the space capsules, computers and throw-away packages of an atomic/electronic age”.
8 Exposición citada, 2009.