El dominio excedido. El conflicto entre la prexistencia y el programa ampliado.
La arquitectura dentro de la arquitectura y lo que no cabe.*
Pertenecemos, ya casi todos sin excepción, a la cultura occidental del exceso, un comportamiento que avanzaron y denunciaron Guy Debord y los situacionistas a comienzos de los 60s del SXX. Una sociedad de consumo que llenó nuestras casas de objetos innecesarios que sin embargo transformaron los programas haciendo que el proyecto del habitar doméstico se tuviera que ocupar de este problema a partir de entonces.
Un problema, el de la acumulación, en primera instancia de índole material y más tarde ecológico ecológico, que casi al mismo tiempo que surgía era denunciado no sólo por los sociólogos si no también detectado y usado en sus propuestas por los arquitectos de la segunda generación de la modernidad como el Team X, muy especialmente expresado en propuestas críticas como las de los Smithsons con la casa “Todo en su Sitio” o de reacomodación del sentido de la ampliación de Aldo van Eyck con la ampliación y reforma de la casa Martin Visser, proyecto original de Rietveld.
El problema del exceso como sobredimensionado del programa original de un edificio, sin embargo, no es estrictamente un tema contemporáneo, en relación a la sociedad del consumo, sino que se solapa con uno de los temas fundamentales de la arquitectura, el paso del tiempo y la sobreposición de nuevos usos y programas sobre anteriores figuras y prexistencias. La convivencia entre la preexistencia y las nuevas necesidades, lejos de lo que normalmente la historia nos cuenta, no siempre se hace por la fuerza, con una sobreposición dura y aniquiladora del modelo original, sino con la espontaneidad e inmediatez de lo necesario, tal como hace la arquitectura vernácula.
Es más, la obra matriz a la que se incorporan las transformaciones y/o superposiciones, que responde de forma positiva a los principios de la disciplina establecidos por el arquitecto en su construcción, se mantendrá a lo largo de la historia sin perder identidad si, como dice Rafael Moneo, esos principios resultan suficientemente sólidos para poder absorber transformaciones, cambios, distorsiones, etc sin que éste (el edificio original) deje de ser fundamentalmente el que era, respetando, en una palabra, lo que fueron sus orígenes.
*Parte del presente texto sirvió de introducción a la charla sobre la obra reciente de Luis Gil Pita y Cristina Nieto Peñamaría en las jornadas “Arquitectura y Pertenencia” de la Fundación María Martínez Otero junto a Manuel Gallego, Carlos Puente y Vari Caramés organizadas por RVR arquitectos en Julio de 2012.
Una construcción vernácula doméstica de muy escasa entidad que debe adaptarse a la normativa y necesidades de uso contemporáneos. Una construcción arruinada de planta baja de dimensiones aproximadas exteriores 10mX 6 m dividida por un muro medianero estructural en dos áreas interiores de unos aproximados 25 m2 útiles cada una y también un antiguo horno de pan de uso interior que se proyecta hacia el exterior como un pequeño globo. La rehabilitación debería convertirse en una pequeña vivienda.
La propuesta de arreglo pasa por la dedicación de cada uno de los espacios interiores, a cocina-comedor por un lado y por el otro, a dormitorio, como un simple refugio, que en nada debe alterar, por normativa de protección, la sección o arquetipo original tradicional. Sin embargo los requerimientos actuales higiénicos y de programa demandan la presencia de un cuarto de baño, que en caso de interiorizarse en la planta original del edificio desvirtuarían la limpieza espacial de las dos zonas anteriormente descritas y su acompasamiento con la estructura vista al interior de la cubierta.
De esta manera esa parte del nuevo programa, el baño, es expulsada hacia el exterior de la planta en un crecimiento en burbuja que se hace dialogar con la proyección redondeada exterior del antiguo horno de pan. En ese diálogo entre la forma de las piezas, externalizadas, proyectadas al exterior, se localiza la nueva entrada desplazando también el problema del in between del acceso fuera de los locales originales de la planta. Un diálogo sopesado y redibujado, mentalmente y por el proyecto, repasando arquitecturas vernáculas de otras latitudes y tiempos.
Desde la construcción, ninguna duda por la proximidad en la utilización de los sistemas tradicionales en base al oficio de la madera para la estructura de forjados de techo y de acabados en pared y suelo, en el contenedor original (con cubierta en teja tradicional), y para la figura y parte del nuevo programa proyectado hacia el exterior muros de carga de ladrillo cara vista con cubierta de zinc también sobre estructura de madera y acabado de pared igualmente en forro de pino abeto pintado.
El hecho de que la parte del programa proyectado hacia el exterior se remate en una cubierta de pendiente cero en zinc, frente a la cubierta tradicional de tres aguas, se propone con la clara y sencilla intención de separar en el tiempo, la construcción acabada y la forma de los mecanismos ligados a unas nuevas necesidades frente a los sistemas preexistentes.
Obra: Proyecto de rehabilitación y ampliación de una pequeña vivienda vernácula en Quintelas
Localización:Soutelo de Montes. Quintelas. Forcarei. Pontevedra. Galicia. España
Autores: Luis Gil Pita- Cristina Nieto Peñamaría. Arquitectos
Colaboradores: Mónica Balado Santiago. Aparejadora. Iria Brandariz-Nuno Costa- Márcia Nascimento. Arquitectos colaboradores
Promotor: Privado. Cliente. Autopromoción.
Contructora: Obra por administración de pequeñas contratas próximas y Carpintería Maceira. Vedra
Año: 2008-2012
Fotografía: Luis Gil Pita – Cristina Nieto Peñamaría
Reconocimientos
Seleccionada para los Premios Enor 2014