La arquitectura es un arte coral, pero se trenza alrededor de trayectorias individuales. El siglo XX vio surgir la arquitectura moderna como producto de los cambios técnicos, las transformaciones sociales y las mutaciones estéticas: el acero y el vidrio, el ascensor o el aire acondicionado modificaron la manera de construir lo mismo que el automóvil revolucionó el urbanismo; el protagonismo de lo colectivo en el mundo laboral y en la vida cotidiana hizo surgir nuevos tipos de edificios, y alteró la organización de usos y funciones en la casa; por último, las vanguardias artísticas hicieron girar sobre sus goznes la forma de concebir el espacio interior y el aspecto exterior de las obras arquitectónicas. Sin embargo, estas poderosas fuerzas materiales y culturales actuaron a través del talento creativo de arquitectos singulares, cuya obra fue configurada por su tiempo, y que a la vez contribuyó a modelar su propio clima intelectual y artístico. Las cuatro figuras elegidas aquí son las que los cánones historiográficos celebran como medulares, y aquéllas también consideradas prioritarias por los organismos internacionales encargados de la protección patrimonial.
luis fernandez galiano
+ www.march.es