La identidad para recuperar un paisaje energético obsoleto.
El nacimiento de un plan para dinamizar el Blackstone River Valley.
1. Un valle colonizado
Hiladoras de algodón trabajando rítmicamente, el sonido del agua girando las ruedas de los molinos, el humo de las chimeneas de las primeras fábricas en Pawtucket, el silbato del ferrocarril cargado de género llegando al puerto de Providence, miles de inmigrantes recién llegados con la esperanza de ganarse la vida…
La cuenca fluvial del río Blackstone, de 1400m² de extensión y situada en la costa este de los Estados Unidos, se extiende a lo largo de 46 millas entre Worcester (Massachusetts), donde nace, y Providence (Rhode Island) donde desemboca, y cuenta con una población de 1.000.000 de habitantes. Este eje fluvial de gran riqueza natural experimentó una transformación sin precedentes con la llegada de emprendedores ingleses dispuestos a explotar los recursos naturales de los ríos americanos a finales del siglo XVIII, tal y como habían empezado a hacer en Inglaterra algunos años antes.
El tranquilo valle del río Blackstone, habitado por indios nativos seminómadas dedicados a la plantación de cereal, a la caza y a la pesca, y por una incipiente colonización inglesa que vivía en granjas dispersas desde mitad del siglo XVII, experimentó cambios estructurales en el paisaje y en la vida de sus habitantes con la llegada de la era industrial, inaugurada con la puesta en funcionamiento del Slater Mill en Pawtucket Rhode Island, en 1790, considerada la primera fábrica textil de New England y del continente americano.
Al espectacular patrimonio natural del valle se superpuso un rico y variado sistema de piezas industriales estratégicamente repartidas a lo largo del río, un patrimonio industrial formado por colonias textiles habitadas por inmigrantes procedentes de Inglaterra, Irlanda, Canadá, Polonia, Suecia o Portugal, presas, esclusas, canales, una línea de ferrocarril inaugurada en 1835 y el desarrollo de un importante puerto en Providence, que en pocos años cambió profundamente la fisonomía del valle e hizo de este territorio un paisaje productivo de primer orden, el corazón y la cuna de la revolución industrial textil americana, que funcionó a pleno rendimiento hasta mitad del siglo XIX.
Con el cese de la actividad industrial las colonias se abandonaron, el valle se había despoblado y entró en un periodo de olvido e inactividad. Años más tarde surgió la necesidad de reconsiderar el papel de este antiguo eje productivo obsoleto desde una perspectiva bien distinta: reprogramar la infraestructura industrial con fines educativos y sociales para recuperar el sentido y la memoria del valle, combinado con la protección y la promoción de su patrimonio natural para atraer nuevas inversiones y redinamizar nuevamente el territorio.
2. El patrimonio industrial como valor. La identidad como motor
Fueron las entidades locales plenamente identificadas con el territorio, hacia 1970, quienes impulsaron a partir de pequeñas iniciativas los programas de conservación, restauración y reutilización de todo este legado cultural que más tarde se institucionalizaría en forma de plan, mediante la voluntad de interpretar y elaborar un discurso narrativo coherente de la historia de la región para intentar explicar de manera unitaria un fenómeno que se había desarrollado de manera fragmentada.
La participación de la población local fue decisiva para la elaboración de estos programas, actuando en forma de colectivos y asociaciones de vecinos voluntarios que colaboraron desinteresadamente en la limpieza de los caminos, accesos, o de los bosques.
La identificación y el aprecio por un territorio que sentían como suyo fue su principal factor de motivación a partir del cual se empezó a pensar en la posibilidad de elaborar un plan de conservación para todo el valle, con dos estados y veinte municipios implicados.
Hablar de un plan para recuperar y revitalizar el Blackstone River Valley era entender este corredor natural como una entidad, como una narración compleja y diversa pero unitaria, que hablara a la vez de naturaleza y patrimonio industrial, de pasado y de futuro, de historia y de un paisaje vivo y dinámico, una narración cohesionada que diera sentido a todo el sistema.
El primer paso para la creación del plan fue crear un sentimiento de identidad de los habitantes del valle y poner en valor y dar a conocer la importancia de los edificios industriales del territorio y su importante contribución al progreso del país y del impresionante patrimonio natural del valle mediante programas educativos y de cooperación destinados sobre todo a los niños.
El patrimonio en juego era muy relevante, las colonias industriales no sólo estaban formadas por fábricas, sino que se fueron desarrollando hasta constituirse como comunidades independientes formadas por las viviendas de los trabajadores, tiendas, escuelas o iglesias que funcionaban como microciudades, pequeños ecosistemas con multitud de oportunidades. En cada comunidad había todo lo necesario para vivir y cubría desde las necesidades más básicas hasta las más complejas como la enseñanza, la cultura, el entretenimiento. No sólo se trataba de preservar y reprogramar arquitectura, también formaba parte del plan cambiar la forma de habitar el territorio: En las colonias se fomentaban las relaciones sociales con fiestas y acontecimientos variados para que los trabajadores que vivían en cada una de las colonias se sentían partícipes de un mismo objetivo, las diferentes fábricas competían entre ellas y la gente se identificaba con su proyecto, no existía una idea de vinculación con el territorio, sólo con su fábrica.
A la vez, había que abandonar la idea de que el Blackstone era un río industrial sucio y contaminado, cambiar la imagen negativa de las fábricas abandonadas para reimpulsar la actividad económica, social y cultural del territorio.
3. Un discurso coherente. National Heritage Corridor
Las primeras iniciativas institucionales de conservación llegaron desde los diferentes gobiernos de la región, que trabajaban por separado sin todavía una visión global del corredor fluvial. A finales de los años setenta, el gobierno de Rhode Island y el de Massachusetts proyectaban parques patrimoniales independientes.
Debido a la necesidad de recibir financiación para poder llevar a cabo los planes de conservación, las diferentes entidades locales y estatales organizaron un movimiento para obtener reconocimiento nacional.
El año 1983, fruto de los esfuerzos de los gobiernos de Rhode Island y Massachusetts y de las diferentes comunidades del valle, se consiguió que el Congreso pidiera al National Park Service apoyo para desarrollar un sistema de parques patrimoniales a lo largo del río Blackstone.
El NPS no consideró oportuna la designación del valle como Parque Nacional, pero apoyó el reconocimiento del corredor como National Heritage Corridor en 1986, reconociendo su alto valor patrimonial, que pasaba a ser gestionado por representantes locales y estatales de los dos estados con la colaboración del National Park Service.
Con esta designación se iniciaba el proceso de entender el valle como un eje unitario con el cual poder identificarse, donde varias entidades de diferentes estados y municipios empezaban a trabajar sinérgicamente con un único objetivo en común: poder explicar su historia de manera coherente y homogénea.
De este modo, el valle del río Blackstone se podía narrar de manera más eficaz y atractiva de cara al turismo y en los programas educativos y recreativos previstos. Había que reforzar el sentido de comunidad para lograr una conciencia más profunda del patrimonio cultural propio que hiciera abrir los ojos a los habitantes del valle sobre la importancia del corredor en la historia de la nación, promoviendo el orgullo y el entusiasmo de todo el mundo que habita en este territorio.
4. Estrategia de Planeamiento. Narrar la historia, dinamizar el territorio
La estrategia de planeamiento del valle del río Blackstone por parte de la comisión del Blackstone River Valley National Heritage Corridor en colaboración con la experiencia del National Park Service se basó en dos pilares básicos, que son fundamentalmente los que había seguido esta última institución en experiencias anteriores.
Por un lado se trataba de preservar y dar a conocer el patrimonio natural y cultural del valle y, en segundo lugar, intentar dinamizar e impulsar el territorio transformando el concepto económico de la región: de una economía productiva industrial, a una economía de la educación, del ocio y del turismo.
Desgranando los objetivos, el plan identifica seis prioridades: educación e interpretación, desarrollo de las actividades recreativas, conservación étnica y cultural de los habitantes, preservación de la historia del valle y desarrollo económico del corredor y organización y gestión del suelo.
Se trata pues de una estrategia que pretende explicar la historia del territorio donde nació la revolución industrial americana mediante la reconversión del patrimonio industrial en centros educativos o centros de visitantes y la elaboración de una narración continua de la historia de la revolución industrial a lo largo del valle, pero sobre todo, y esto es lo que podría diferenciar los planes europeos de los americanos, aprovechar la fuerza de esta plataforma patrimonial para hacer de este eje fluvial un espacio atractivo y activo para el turismo, con iniciativas más o menos cuidadosas, sacando el máximo beneficio de la diversidad y generosidad biológica de la región para atraer puestos de trabajo y visitantes al territorio.
El objetivo era, y es también actualmente, transmitir la idea de que el valle del río Blackstone es un paisaje vivo que ha sabido interpretar su pasado para proyectarse al futuro, no sólo un pasado glorioso congelado, un museo estático.
5. Un plan colectivo ambicioso con recursos limitados
El plan del Blackstone River Valley National Heritage Corridor era un plan en que diferentes municipios, asociaciones y gobiernos estatales trabajaron conjuntamente con un objetivo común muy ambicioso, pero, a la vez, con muy pocos recursos y un presupuesto muy limitado. Estas limitaciones han puesto de manifiesto la dificultad de poner en marcha y coordinar un proyecto de una extensión tan grande y con tantos agentes diferentes involucrados. Se trataba de un plan muy diseñado y muy completo, con objetivos ambiciosos de educación, preservación y dinamización económica del territorio. Las dificultades aparecieron a la hora de poner en práctica las bondades del planeamiento.
Hoy en día el territorio todavía no ha sido entendido ni físicamente ni conceptualmente, en la práctica, como una unidad. El vínculo entre las zonas de mayor importancia identificadas a lo largo del río es débil, no existe una continuidad física que permita entender el Corredor del río Blackstone como una unidad. Las infraestructuras que deberían conectar los diferentes nodos son insuficientes, de momento, y no se crea un sentido de identidad, una imagen homogénea como Heritage Corridor.
Afortunadamente, se trata de un problema solucionable. Las bases para el desarrollo están muy fundamentadas, el plan es extenso y atento al por menor.
Gracias a los esfuerzos de particulares, asociaciones anónimas y, más tarde, a la colaboración de las autoridades el Blackstone River Valley National Heritage Corridor ha convencido a las comunidades locales y ha generado un fuerte sentido de identidad. Este renacimiento del aprecio por el territorio ayudará a llevar a cabo las iniciativas de conservación del patrimonio natural y cultural del valle.
Este sentimiento es el que realmente contiene la semilla del éxito del Plan, que se irá completando despacio a medida que se inyecten los recursos necesarios, siguiendo las estrategias de priorización y focalización especificadas.
El plan del Blackstone River Valley National Heritage Corridor es un ejemplo de trabajo comunitario de participación ciudadana, involucrando a los habitantes del valle en la gestión de sus recursos, priorizando los intereses colectivos por encima de los individuales, un plan exitoso que se desarrolla poco a poco con el objetivo de mejorar la vida de las personas y la conservación del territorio, un territorio que, si continua con este plan de desarrollo, pronto será reconocido como Parque Nacional.
Arnau Tiñena Ramos · Autor del blog translacions.blogspot.com
Barcelona, marzo 2013
Bibliografía
– Cultural Heritage and Land Management Plan for the Blackstone River Valley National Heritage Corridor. Blackstone River Valley National Heritage Corridor Comission. Woonsocket, Rhode Island 1989.
– The Next Ten Years. An Amendment to the Cultural Heritage and Land Management Plan. Blackstone River Valley National Heritage Corridor Comission. Woonsocket, Rhode Island, 1998.
– Designing the Llobregat Corridor. Cultural Landscape and Regional Development. Proyectando el eje del Llobregat. Paisaje cultural y desarrollo regional. Universitat Politècnica de Catalunya y Massachusetts Institute of Technology. Barcelona, 2001.
– Making Things Work. Vídeo editado por el Blackstone River Valley National Heritage Corridor Comission.
– Building the National Parks. Historic Landscape Design and Construction. Versión ampliada y actualizada del libro Presenting nature: The Historic Landscape Design of the National Park Service, 1916 to 1942. Linda Flint McClelland. The Johns Hopkins University Press. Baltimore, Maryland, 1998.
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