Con la publicación del Decreto de 18 de abril de 1952 sobre creación de centrales lecheras en municipios de más de 25000 habitantes y del Reglamento por el que se regulan, se establecen las bases para la construcción de una moderna e innovadora fábrica que la Sociedad Clesa encargará en 1968 al Arquitecto Alejandro de la Sota.
La Central se proyecta como escaparate de modernidad, se dispone una pasarela desde donde ver el proceso de producción sin interferir en su funcionamiento que atraviesa una secuencia de luminosos espacios interconectados que confieren al inmueble una excepcional riqueza espacial.
Es un complejo industrial destinado a la elaboración de leches embotelladas y productos derivados, que comprende también instalaciones destinadas a dirección, administración y almacenamiento de materiales; edificios para vestuarios, cocina, etc.; un garaje para vehículos propios y talleres de reparación; una pequeña nave para los servicios de producción de vapor y aprovisionamiento de agua; un edificio de portería y control de acceso; una estación de servicio, etc.
El conjunto está emplazado en la antigua carretera de Fuencarral a la playa de Madrid. La elección del solar responde a criterios higiénicos, así como a la búsqueda de un lugar que careciera de contaminación e industrias y que pudiera conectarse fácilmente a la red de alcantarillado y de energía eléctrica.