La mirada recorre la ciudad contemporánea un poco perdida entre señales, asfalto, muros y rótulos luminosos: superficies impermeables. El sistema también muestra huecos inaccesibles como la ventana ajena desde la que poder sentirse discretamente observado. El ojo urbano apenas penetra un par de metros en los escaparates, el interior de un vehículo, el negro tras la ventanilla de los kioscos.
Sin embargo, la construcción de la ciudad exige la consideración de la fisura, la mirada permeable, la calle como instrumento de observación errante.
En 2007 Sverre Fehn amplía con un pabellón cuadrado e independiente el edificio de oficinas para el Norge Bank (Oslo 1830), adaptando las salas a su nuevo uso como Museo de Arquitectura y sirviendo la ampliación como espacio de exposiciones temporales. El delicado pabellón de vidrio se rehúnde y retira de las calles adyacentes mediante un jardín, un muro de hormigón y una galería perimetral exterior.
La instalación de una serie de troneras en el muro permite observar desde la calle las exposiciones sucesivas, bien en el interior del pabellón, bien en la galería exterior, convertida entonces en el verdadero lugar expositivo: un intermedio. O dos.
El mecanismo se presenta como el revés de la ventana, su otro lado, la mirilla exterior desde la que avistar el adentro. Como un periscopio invertido, la exposición inferior se desvela tanto para el espectador urbano como el visitante del museo: la galería habilita sus posiciones simétricas.
Ciudad y galería, pabellón y jardín exterior, los espacios se suceden y nos transbordan desde el afuera como transeúntes de una ciudad permeable, la ciudad transigente, la ciudad horadada a través de mirillas y periscopios.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Febrero 2015.
Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos