La investigadora mexicana Elisa Lozano, a la que ya mencioné a raíz de la publicación de su fundamental libro sobre Manuel Fontanals, me ha dicho hace poco que está finalizando su trabajo sobre Lucero Isaac, la primera directora artística cinematográfica mexicana.
Lo cierto es que en el ámbito de la escenografía para el cine ha ocurrido lo mismo que en otras especialidades, en las que las mujeres tuvieron muchas dificultades para trabajar, casi siempre por culpa de la propia sociedad, ya que los profesionales del cine, como los del teatro, siempre han estado más abiertos a los cambios. Estos problemas provocaron que cuando se piensa en las mujeres escenógrafas, se recuerde a la antes mencionada, a Carmen Dillon y a muy pocas más.
En España las mujeres, como en otros países, se ocuparon antes del diseño de vestuario que de los decorados, cronológicamente una de las primeras -si no la primera- que aparece en unos títulos de crédito es Elisa Ruiz Fernández, firmando como ambientadora en Cruzada en la mar, dirigida por Isidoro M. Ferry en 1968 y el año siguiente como los decorados de la coproducción italo española Los diablos de la guerra dirigida por Bitto Albertini en 1969.
Elisa nació en San Fernando (Cádiz) el 4 de octubre de 1939, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de esa localidad donde se graduó en 1962; comenzó a trabajar en el cine a principios de los años sesenta como ayudante de decoración de José Antonio de la Guerra, siendo después ayudante de Gago, Surribas, Galicia y Pérez Cubero; compaginando su trabajo con el teatro trabajó con el gran Francisco Nieva, que la menciona en sus memorias Las cosas como fueron, realizando la escenografía y el vestuario de obras teatrales, zarzuelas, óperas y ballets, además expuso su obra plástica en varias ocasiones, hizo ilustraciones para libros, murales, y también impartió conferencias sobre su trabajo; falleció joven a los cincuenta y cinco años, en Madrid, tras una larga enfermedad, el 21 de mayo de 1995. Tuve la suerte de asistir a una de sus conferencias, la estupenda que impartió en la UIMP analizando el vestuario de las películas sobre Colón.
No voy a copiar la filmografía de Elisa, que se puede consultar en el libro Directores artísticos del cine español, pero sí hay que destacar que trabajó en cinco películas como figurinista, en catorce como ayudante de decoración y en diecisiete como directora artística, y en este último cometido, con directores como Betriú, Borau y Saura, en películas que ya han pasado a la Historia del Cine Español.
Tampoco quiero olvidar a otras escenógrafas cinematográficas españolas que también comenzaron a trabajar en los años sesenta y setenta, como María Eugenia Sagardía, Núria Pompeia, Elena Guasch, Cristina López, Mireia Riera, Teresa Pecanín y Neus Ciurana.
En España siempre se le ha dado muy poca importancia al fundamental trabajo de los directores artísticos y mucho menos al de las mujeres que trabajaron es esa especialidad, quizás ya va siendo hora que se les haga justicia.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2017
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad