«Para la arquitectura, es tan importante conservar una fábrica como una capilla románica o una catedral gótica». Así lo defiende Celestino García Braña, decano del Colegio de Arquitectos de Galicia. Según su razonamiento, la historia va incorporando como patrimonio cultural las construcciones que realiza el hombre «y desde ese punto de vista, las factorías diseñadas en el siglo XX presentan una singularidad de su tiempo tal y como las catedrales hicieron antes».
El decano de los arquitectos asturianos, Ángel Noriega, y el de los gallegos, Celestino García, ayer en Oviedo | mario rojas
Esta convicción es la que está movilizando a un grupo de arquitectos de todo el país para reunirse en Asturias, «una región valorada a nivel internacional por su arquitectura del carbón, de la siderurgia, y las hidroeléctricas», respaldó el decano asturiano, Ángel Noriega. La cita tendrá forma de congreso y pretende reivindicar un tipo de bienes que «están amenazados porque no tienen suficiente reconocimiento como patrimonio cultural».
En la región «ya hemos asistido a algunas demoliciones», señala Noriega, quien pone el ejemplo de la central térmica de Avilés, levantada en 1957 bajo los diseños de Juan Manuel Cárdenas Rodríguez y Francisco Goicoechea Agustí y destruida 50 años más tarde. El Icomos, organismo que asesora a la Unesco, participó de una defensa numantina de este edificio pero al final «su presencia era incompatible con los usos que se le querían dar a la zona y ese es precisamente el punto débil de estos edificios: que a veces no se les busca una integración, un nuevo uso que prolongue su vida», indica el decano de los arquitectos asturianos.
La región está sembrada de edificios levantados por un móvil productivo que ya los ha deshabitado. ¿Qué hacer ahora? A medio y largo plazo la pregunta se planteará «en Oviedo, con la Fábrica de Gas y la de armas», adelanta Noriega. Para acertar en esa y otras decisiones el congreso «traerá a varios expertos de otros países porque queremos ver ejemplos de actuaciones que nos puedan servir también aquí».
Un alcance mayor
En Asturias ya existen algunas intervenciones que permiten calibrar hasta dónde pueden llegar estas reconversiones arquitectónicas. Ahí está la rehabilitación de la antigua azucarera de Pravia, edificio de ladrillo impulsado por un fallido y breve proyecto empresarial de principios del siglo XX y que ahora está en rehabilitación para acoger un centro polivalente con juzgados, empresas, biblioteca, bar y una casa para la mujer. Otras actuaciones, propuestos por Noriega, son «Valnalón a nivel industrial o las que están en proceso en los pozos de Santa Bárbara y San Luis».
Sin embargo, el aprovechamiento de naves y pozos da para una transformación mayor en la región. Así al menos lo entiende García Braña quien invita ya a pensar «en Ensidesa, que más que un conjunto de edificios, es un artefacto arquitectónico, un territorio construido en el que se ha ido depositando una experiencia histórica que le da un importante valor; ¿qué haremos en el futuro con ello?».
Los expertos animan a considerar cada inmueble «con cariño para generar soluciones válidas». «No hay reglas fijas, no es lo mismo el casco histórico de Avilés, que el de Oviedo o Santiago de Compostela y hay que tener el suficiente conocimiento de la zona y sensibilidad para acompasar los usos del edificio viejo con su entorno».
ramon nuñiz