Esta casa es la pionera de una urbanización situada a las afueras de Burgos, entre la carretera de Logroño (al norte) y un antiguo cauce molinar arbolado (sur). La parcela es plana y aproximadamente rectangular. Inicialmente, sus habitantes eran desconocidos.
Entendimos estas condiciones de partida, abstractas y universales, como una oportunidad para investigar sobre principios que nos interesan: la construcción de un lugar para un habitar doméstico abierto y flexible, con capacidad de adaptarse con el tiempo a unas necesidades cambiantes, materializado en una construcción sencilla y rápida, y donde la estructura ordena y articula el lugar.
La vivienda se desarrolla en una planta, lo que enfatiza su horizontalidad y la integra con la masa arbolada del cauce molinar, que hace de fondo natural desde la carretera y la propia casa. En planta, la vivienda se forma con dos cuadrados: el mayor, de 15×15 metros, se divide en nueve partes de 5x5m; el menor, de 6,5m de lado y situado al noreste, alberga el garaje y las instalaciones.
El corazón del proyecto es un patio de 5×5 metros que vacía la pieza principal en su centro y vincula visualmente toda la casa, convirtiéndola en un lugar rico en transparencias, reflejos, colores y matices gracias al vidrio que rodea el patio. Funciona también como un impluvium que recoge la lluvia de la cubierta de zinc en dos gárgolas para trasladarla a los árboles, las plantas y una fuente circular.
El patio es asimismo un elemento fenomenológico que transforma la casa en función de lo que está sucediendo y de las condiciones climáticas de cada instante (temperatura, humedad, sol, sombra, viento, lluvia, nieve…). Pero, además, es un lugar simultáneamente exterior e interior que puede incorporarse al resto de la casa abriendo las carpinterías correderas de aluminio situadas en sus caras norte y sur.
Esto ayuda a regular climáticamente la vivienda de forma natural según sea necesario, refrescándola con el olor de las plantas o poblándola con el murmullo del agua. Al suroeste del patio aparece una suerte de engawa abierto visual y físicamente al jardín circundante, lo que convierte la casa en un universo que mira tanto a sí mismo como a su alrededor.
La estructura se construye con cinco muros de hormigón prefabricado y seis ligeros pilares circulares de acero. Los cuatro pilares que rodean el patio evitan los vértices del mismo. Los pies derechos situados en las esquinas sureste y suroeste funcionan ocasionalmente a tracción.
La casa es más abierta al sur que al norte. Los muros meridionales sirven de apoyo al cocinar, dormir y descansar, mientras los laterales sureste y suroeste (engawa) son más propicios para el invierno o el verano, respectivamente.
Los muros septentrionales sirven de apoyo a acciones introvertidas (almacenar, lavar, asearse…), aunque el espacio que queda entre ellos puede acoger desde el dormir, descansar, trabajar, leer, jugar o hacer ejercicio, e incorporarse al patio y el resto de la casa con solo abrir unos paneles correderos.
Unos estores exteriores verticales protegen el interior del sol y las vistas, permitiendo controlar la luz, la temperatura y la intimidad de este pequeño mundo.
Obra: Casa Patio
Lugar: Burgos, España
Año: 2020-24
Promotor: Residencial Camino de Santiago
Superficie: 243 m2 construidos
Autores: Enrique Jerez Abajo – Rebeca Piedra Dueñas – José M. Méndez Primo
Colaboradores: Agustín de la Torre Gómez
Aparejador: José Piedra, Rebeca de la Cal, Javier López
Constructora: Residencial Camino de Santiago
Estructura: Rubiera
Carpintería: Carpintería Guada
Mobiliario y equipamiento: Richana
Fotografía: Iñaki Bergera