Un emplazamiento, un lugar sin claras referencias, una pradera en suave pendiente que baja hasta el rio, un núcleo rural relativamente lejano, ninguna orientación con vistas privilegiadas.
La vivienda encuentra su acomodo y su escala a través de 5 patios que serán esos lugares amables entre lo doméstico y la pradera entre lo humano y lo natural.
El tiempo en su dimensión ancestral del paso de las estaciones de las variaciones climáticas, el cielo gris, azul limpio, a veces amenazador penetra en la vivienda a través de grandes lucernarios convirtiendolo en la auténtica referencia del lugar.
Un muro perimetral de bloque de hormigon arropa el conjunto como un pequeño asentamiento, de cierto caracter defensivo, introvertido y al mismo tiempo los grandes lucernarios se lanzan al paisaje lejano a las vistas inexistentes a la conquista de la boveda celeste.
Los materiales que construyen la casa son los mismos que han construido la arquitectura popular del rural, los galpones, las naves, los cerramientos de las fincas. Fungibles, de texturas profundas, cambiantes con el tiempo, con la edad esperando el musgo que los colonice , el liquen, el sol que los abrase o la lluvia que los ennegrezca.
Obra: Casa Escribenta
Emplazamiento:Lugar de Arderís, Oroso, A Coruña, España
Autor: Emilio Rodríguez Blanco
Colaboradores: Julio Ordax Rodríguez, Antón Pena Auge
Aparejador: Jose Manuel Mirás
Construcción: Celsa Ferreiro Farto
Cliente: Celsa Ferreiro Farto
Costo: 208.000 euros (p.e.m.)
Área: 330.0 sqm
Año: 209-2013
Fotografías: Héctor Santos-Díez | BISimages
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