El último número hna, la revista de la Hermandad Nacional de Arquitectos, ha aparecido por primera vez sólo en formato digital, ahorrándose el papel. En este número, Claudio M. Nóvoa escribe un artículo titulado «Creadores de sueños» (cuya primera página reproduzco aquí al lado) sobre las relaciones entre Arquitectura y Cine, antes de hacerlo me mandó un cuestionario interesante y complejo que yo respondí como pude y él ha tenido la amabilidad de citarme e incluso enlazar este blog, luego, como siempre, se ha publicado sólo una pequeñísima parte, pero creo que tiene interés y por eso lo reproduzco a continuación, incluso con sus enlaces:
«El clímax de El día de la bestia tiene lugar en las madrileñas Torres Kio. dos edificios, inversamente simétricos, inclinados en sus estructuras. en este original escenario es donde un sacerdote, interpretado por Álex Angulo, y un heavy, al que da vida Santiago Segura, se enfrentan al Anticristo. En juego, el futuro de la Humanidad. Ahí es nada. el director Álex de la Iglesia empleó a estos dos gigantes de cemento para crear un entorno apocalíptico. Y lo logró. tras su estreno, las dos torres se convirtieron en todo un icono, tanto en el séptimo arte como en Madrid.
Desde siempre, las grandes construcciones han hechizado a los cineastas, hasta el punto de convertirlas en parte sustancial de las tramas. Ahí está el gigantón King Kong, asediado –en una imagen ya mítica– en la cúspide del Empire State Building. En un remake posterior, de 1976, el gorila repite, pero en las tristemente célebres Torres Gemelas.
Estos episodios ilustran cómo los directores de cine emplean elementos arquitectónicos en sus filmes con un objetivo claro: que sean parte importante de la historia. A su vez, constituyen una pequeña muestra de los vínculos que comparten arquitectura y cine. A partir de aquí, preparaos para un excitante viaje por las relaciones entre ambos mundos, donde ficción y realidad a veces se confunden. nos guiará el arquitecto e investigador cinematográfico Jorge Gorostiza, uno de los grandes expertos en la materia.
Es lógico que la intensa amistad arquitectura-séptimo arte venga de lejos. el cine nació mudo. De ahí que los creadores tuviesen que echar mano de numerosos recursos para introducir matices que permitiesen, al espectador, entender el verdadero sentido de lo que querían contar. Fritz Lang, con su mítica Metrópolis, se sirve de unas espectaculares edificaciones para acentuar su visión apocalíptica del futuro. Los decorados en El gabinete del doctor Caligari, de Robert Weine, intensifican el desequilibrio emocional del protagonista.
Jorge Gorostiza indica que otro interesante vínculo tiene que ver con la forma en la que se preservan, como patrimonio, “edificios y lugares, por el hecho de haber sido el escenario de una película”. Y pone el ejemplo de la lúgubre casona donde transcurre El orfanato, ubicada en la localidad asturiana de Llanes y con su propia historia detrás. de aquí saltamos a Túnez, país que ha sacado partido al espíritu cinematográfico de sus paisajes. Todo fanático de La guerra de las galaxias visitará la ciudad de Ajim, donde se localiza la cantina en la que Luke Skywalker conoció a Han Solo. Y al norte de esta población, muy cerquita, está la casa de Obi Wan Kenobi».
Y hasta aquí el artículo de Claudio. Aprovecho para darle las gracias.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, noviembre 2010