Buscando una noticia en la prensa, he encontrado en El Sol una crónica escrita por su corresponsal en París, Corpus Barga, en enero de 1925, publicada en la sección «Teatros» y titulada «La decoración cinematográfica».
No esperaba que este notable escritor, hoy desgraciadamente un tanto olvidado, fuese a aportar algo nuevo a los debates sobre la escenografía, pero me equivoqué y creo que vale la pena reproducir su texto íntegramente:
«PARÍS Y ENERO. (De nuestro redactor-corresponsal.)—
En un zarzuelón que se ha estrenado en la Opera, de París: «La tour de feu», drama lírico en tres actos, del Sr. Sylvio Lazzard [sic], trajes y decoraciones según los bocetos del Sr. Máxime Dethomas, ejecutadas las decoraciones por el Sr. G. Mouveau, ha habido una curiosa novedad. «La tour de feu», la torre de fuego, es, claro está, un faro. Es un faro de Bretaña que el torrero incendia en el último acto, en una noche tempestuosa.
No pregunten ustedes por qué. La cosa no puede ser más natural. La novedad de la obra no está en la decisión que se ve obligado a tomar el torrero después de ver a su esposa tirarse de cabeza a las olas, decidida a seguir en el otro mundo al caballero portugués don Jacinto, naufragado cuando venía a raptarla. La innovación no está en las decisiones dramáticas ni en las tribulaciones líricas de los personajes. Tampoco está en las decoraciones teatrales del conocido pintor señor Dethomas. La innovación está en la decoración cinematográfica de la tempestad del último acto.
En medio de la escena se levanta el faro, partido de abajo arriba, medio faro, de modo que se halla a la vista por dentro y por fuera A los dos lados del faro dos cinematógrafos proyectan películas de tempestad. Las nubes pasan por encima del faro, las olas azotan en la base, una luz al fondo se ahoga en la niebla. La primera ilusión está lograda. Se ve el interior abrigado del faro, la lumbre, los muebles de verdad, en medio de una verdadera tempestad nocturna.
Se ha encontrado realmente un punto de vista irreal. Sólo el drama de los personajes resulta falso. No interesa, se prolonga, y la atención prolongada sobre la decoración mixta, acaba por despegar el bulto practicable, el faro, de la pantalla cinematográfica. Si se mira a la pantalla, el faro de madera y papel rompe el encanto: es de una realidad grosera. Si se mira al faro, rompe el encanto la realidad cinematográfica de las nubes y las olas.
Teatro y cinematógrafo son dos irrealidades, inconfundibles la una con la otra. Pero ¿toda irrealidad no es lo contrario de toda realidad, no es pura y sin mezcla?».
Antes de continuar creo que es necesario dar unos cuantos datos, La tour de feu es un drama lírico de tres actos, con música y texto de Sylvio Lazzari, estrenado en 1925. Tres años después de que lo viese Corpus Barga, se montó en la Ópera de París con decorados del arquitecto Pierre Chareau. El pintor y escenógrafo Maxime Dethomas fue director artístico de la Ópera de París entre 1915 y 1929, conocía a Toulouse-Lautrec, que lo retrató de espaldas viendo un espectáculo, y además fue muy amigo y luego cuñado de Ignacio Zuloaga.
Al final añado una fotografías de la maqueta de trabajo que hizo Dethomas para La tour de feu, que está en el Bibliothèque nationale de France, departamento Bibliothèque-musée de l’opéra, fotografía que, junto con otras once desde distintos puntos de vista, está en la imprescindible Gallica.
En cuanto a lo más importante, a la crónica, además de dejar constancia de la inclusión de imágenes cinematográficas en el teatro, algo que ya se había realizado en varias ocasiones como recurso escenográfico, es interesante la imagen del faro seccionado en medio de su tempestuoso entorno, sin embargo, Corpus Barga tiene mucha razón en lo que escribe respecto a la difícil interacción entre el decorado real -aunque «de madera y papel» según él- y las imágenes en movimiento de la tormenta, y es notable su último párrafo:
«¿toda irrealidad no es lo contrario de toda realidad, no es pura y sin mezcla?».
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, agosto 2016
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad