La economía entendida como proceso de contención y reducción a lo esencial, mediante la más pura sinceridad constructiva y racionalidad formal, caracteriza esta ampliación de caniles para la asociación protectora de animales Gatocan.
Arquitectura de mínimos, eficaz, funcional y expresiva.
Según la RAE, se define economía, ente otras acepciones, de la siguiente forma:
1. Administración eficaz y razonable de los bienes.
2. Contención o adecuada distribución de los recursos materiales o expresivos.
En este proyecto, los escasos recursos existentes obligan a emplear este concepto de economía, entendido no sólo como una cuantía económica, sino como un proceso de contención, y de llevar el problema a lo esencial. La contención hace que los elementos empleados sean eficaces y expresivos al mismo tiempo, y generen así un sistema económico.
El resultado, es una arquitectura sincera, con un elemento básico de repetición que resuelve las necesidades tanto de los peludos habitantes como de los encargados de su cuidado.
La totalidad de la ampliación, compuesta de veinte caniles, se divide en dos piezas, de doce y ocho celdas, que facilitan su correcta adaptación a la topografía del terreno, considerando la pendiente para minimizar el movimiento de tierras y generando cuatro patios, que amplían las posibilidades de paseo de los huéspedes.
Por otro lado, las piezas de ampliación focalizan la visión del valle, ya que se van concatenando en altura y adaptándose al terreno de la parcela, permitiendo las vistas desde cualquier punto. La conexión entre las piezas se realiza a través de una escalera que salva el nivel sosegadamente siguiendo la vaguada del terreno.
Cada canil se compone de varias zonas: una interior, una exterior cubierta y otra totalmente exterior, bien orientadas para lograr el máximo confort de sus ocupantes. Existe un corredor de distribución cubierto, orientado al norte y protegido de los vientos predominantes y de la lluvia para facilitar el cuidado de los animales. Y al sur, otro corredor da acceso a los caniles desde el frente descubierto que se abre hacia los patios.
Los materiales empleados son lo que resuelven los problemas existentes sin artificios. Unos muros de bloque de hormigon “split” acanalados soportan una estructura de madera de cubierta sobre la que reposa una chapa minionda galvanizada, ventilada inferiormente para disipar el calor del verano.
La propia estructura de muros de bloque de hormigón genera el esquema rítmico y acompasado de la ampliación, que se remata en la fachada mediante el uso de bloque acanalado que refuerza la visión de conjunto y se difumina con el telón de fondo creado por los troncos de los eucaliptos.
A su vez, la chapa minionda galvanizada de cubierta refleja el entorno, acentuando la presencia del cielo y mimetizándose con él. Estos recursos juegan, los bloques y la madera a ser bosque y la chapa metálica a ser cielo.
En definitiva, se trata de arquitectura llevada a la esencia, económica en todas sus acepciones y atractiva en su sencillez.
obra: Ampliación de la Asociación Protectora de Animales Gatocan
autores: Fernando Martínez López y Miguel Carballido Pensado [soma arquitectura]
colaboradoras: Inés García Dintén y Susana Vázquez Rodríguez
promotor: Asociación Protectora de Animales Gatocan
contrata: Jose Antonio Suárez Romar
aparejador: Aurelio Gago Losada
superficie: 313,60 m²
año: 2011
emplazamiento: Coirós, A Coruña, Galicia, España
presupuesto: 225 €/ m²
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